Considerar:

Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio

Terrazas del Rodeo

ABC - Libros

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  1. Las previsiones de Paco Gordillo había que tenerlas en cuenta, gozaba de un olfato privilegiado; y un buen día, no se me podrá olvidar, me llamó acelerado como si hubiese descubierto a Maria Callas , y la verdad es que no estaba muy descaminado: «Manuel, sé que me vas a decir que no, porque te conozco, pero he visto actuar a Rocío Jurado , aunque con flamenco y canción española, que ya sé que no son de tu estilo escribiendo, pero si te la llevaras a tu terreno, seguro que haríais diana total; tiene el temperamento y el nervio que le va a tus canciones y que ninguna mujer hasta ahora ha reflejado… Ella va a rodar una película con Fernando Fernán Gómez que se llamará 'La querida', y si le hicieras las canciones, seguro que comenzaríais un idilio sin final…». A regañadientes, y después de leerme el guion, haber tenido una charla con Fernán Gómez y hacerle una primera radiografía a Rocío, donde entreví alguna preferencia y alguna debilidad, pero nada más; comencé un tanto a ciegas a escribirle esas dos canciones, aunque, naturalmente, guiadas por la trama de la película, que me ayudaba o me obligaba. Cuando las tuve fui con un teclado eléctrico a mostrárselas a su mismísima alcoba, al guardar cama por una crisis de salud, y aún soltera y viviendo en casa de su mamá, en la calle de Núñez de Balboa con Diego de León; le entusiasmaron y ya allí mismo empezamos a ensayarlas y vi que eran creíbles mis palabras e intenciones en su voz, en su gesto y en su aparente edad, tan importante; tenía nervio, sabía a verdad, arañaba y calentaba el corazón más helado… No se equivocaba mi amigo Paco, que vino conmigo; había comenzado a escribirle lo que iba a ser el mensaje inequívoco que nos dejaría Rocío Jurado; la mujer decidida y valiente que se convertiría en bandera de muchas, dándose a valer y a no callar ni debajo del agua… y ya presentí que había mucho por escribir. Su primera canción, 'La querida', no iba de esconderse y se encaraba sin titubear a su rival, a la mujer de su amante… «Sé que no lo quieres como yo aunque no sea mío, sé que no le das lo que le he dado yo, aunque sé que al fin se irá contigo; pero cuando sueña, yo lo sé, pronuncia mi nombre y a ti te cuesta llorar noche tras noche… Sé que vuelve tarde yo lo sé, oliendo a besos y a vino y no le preguntas dónde y con quién fue porque sabes bien que fue conmigo». Sin quejidos ni cadencia andaluza había comenzado la nueva canción española; la nueva copla… Y no había duda, la imagen, la voz y el público-verdad que iba a seguir a Rocío quería realidades, quería las apasionadas telenovelas en cuatro frases, que ellos la completarían según sus gustos y sus situaciones y, en el fondo los argumentos de aquellas canciones proscritas, desterradas… Y comencé a complacerlos; y al rato de encararse la «querida» ante la amada esposa, intimidaba al ya asustado amante que intentaba poner distancia entre los dos… «A que no te vas, a pesar de lo que sabes que yo hago, a que no te vas; porque en realidad, tú prefieres estas cartas que te he dado a quedarte sin jugar; a que se te olvida en un momento lo que dices y me besas como un loco y me vuelves a besar, a que no te vas, a que no te vas, a que no te vas, a que no te vas…» Era la canción española con visos cosmopolitas, con aires parisinos: «a que no te vas, a que no te vas, a que no te vas»… 'Ne me quitte pas, ne me quitte pas, ne me quitte pas…', de Jacques Brel. La crítica de la película elogiaba a Rocío diciéndole que en las dos canciones resumía la película. Siempre me he preguntado si es la Esencia de ella la que se cuela por las rendijas de mi Esencia cuando le escribo sentimientos tan de mujer, y no los de la copla o los de Brel; como «y me besas como un loco y me vuelves a besar…» y tantos y tantos deseos, sensaciones, sueños o temores tan propios de la mujer que le siguieron en tantas canciones; como cuando Rocío Jurado canta esa frase, ya célebre: «Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo…», y nadie piensa que haya un escribidor detrás de ella; sino, en todo caso, una escribidora… Y no sé por qué, estando tan acostumbrados a tanto escritor que en miles de novelas diseña a la mujer siendo hombres; creo que es exigencia del oficio conocer imaginando; ahí está la inventiva de un escritor. La verdad es que una canción, tan cercana y directa, cantada por una mujer y hablando de sus sentimientos, difícil es imaginarse un hombre detrás… Y, por si fuera poco, cantándonos y contándonos unas circunstancias por la que puede salir airada una mujer con sólo fingirlo; pero, sin embargo, qué difícil es para el hombre disimular en semejantes momentos… No hay transformación alguna en un hombre al escribir sensaciones de la mujer; tan sólo hay que recordar y excavar en las reacciones que hemos convivido. Con Rocío, yo jugaba con ventaja; no tenía ni reveses ni dobleces, era transparente y clara, y la invadía sin querer; y según suspiraba, así escribía la historia, la canción… Sus duquelas le salían por los rabillos de sus bellos ojos, y por ello veía todo antes de que le sucediera; y así supe que se le rompería el amor o que amaría con la fuerza de los mares; o que era tan tierna como para temer que su bebé cerrara los ojos y durmiera y no despertara… «No cierres los ojos, niño, que a mí me da mucha pena cantarte y que no me oigas, mirarte y que no me veas; no cierres los ojos, niño, que la noche está de estrellas, con luna de chocolate y luceritos de canela. Te voy a contar un cuento, un cuento pa que no duermas, de lobos con dientes largos y brujas que no son buenas; yo quiero que estés despierto, yo quiero que no te duermas, yo quiero que tú me grites y rompas la cuna nueva; que verte dormir es triste, que a mí me da mucho miedo que a ti se te ponga toíto tan negro; te voy a contar un cuento, un cuento pa que no duermas…» Justamente, como decía cuando he comenzado a hablar de Rocío Jurado, si hubiese educado su voz, hubiera llegado a ser una Callas o una Tebaldi; tenía, además de ese temperamento avasallador, unas cualidades vocales únicas; y es lo que hacía que sus colegas, las estrellas de América, la admiraran y tuvieran en cuenta sus éxitos en España, que versionaban raudos ante la incomprensible ausencia de sus grabaciones en aquel territorio, lo que hizo que no llegara a imperar en aquel continente. Todo vino rodado después de 'La querida' y 'A que no te vas'; las palabras y los versos que la dibujaban valiente, suficiente y extremadamente apasionada, calaban y despertaban los sentimientos de cualquiera, y con ellas enamoró y avasalló a todos… Y con ella se heló todo lo mucho que me quedaba por decirle… «En la tierra que tú abonas algo mío te acompaña…» Rocío, Pura y yo nos amábamos; Pura, mi mujer, veía en ella un espejo donde se reflejaban sombras de su vida, escenas no del todo desconocidas; escenas por las que se preguntaba si las había vivido o las podría vivir… y Rocío, en un mar de complicidad, compartía con ella, de alguna manera, todo lo que cantaba y sentía; sabía que era las entrañas del manantial, entrañas de la fuente inagotable de todas mis sensaciones, vibraciones y elucubraciones, y sabía que la amaba a morir… Ya en la Nada, ¿será canción su Esencia vagando eternamente?… o desde su No Ser en esa Nada, mutó su Esencia en germen, en savia nueva y volverá a brillar hecha mujer, hecha materia… .
  2. Laura Chivite (Pamplona, 1995) creció rodeada de libros, y quizás por eso decidió no abrir ninguno hasta los quince años: eso explica muchas cosas, también su prosa. «Era tan rebelde, tan díscola y tan monstruosa que sencillamente por joder y no hacer caso no leía», recuerda entre risas la escritora, una de las más interesantes de su generación. Chivite debutó en 2022 con 'Gente que ríe' (Caballo de Troya), un tomo de relatos muy unitario o una novela muy dispersa, según se mire, que viajaba en el tiempo pero siempre mirando a los ojos de los personajes, a sus roces. «En un club de lectura de Salamanca una mujer me preguntó: «¿por qué se llama 'Gente que ríe'? Porque yo... Ver Más
  3. Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) viste una chaqueta y una camisa abierta que no deja ver sus cicatrices, pero por la que sí asoma una cadena de oro. Sería difícil adivinar su profesión en la distancia, aunque no tanto intuir que es un hombre que está de vuelta de muchas cosas, no todas agradables: lo dicen sus ojos. Falcones es directo y sabe hasta dónde quiere llegar. No pierde el tiempo, no puede. Dice: «Llevo ocho operaciones encima». Dice: «Me han quitado el sesenta por ciento del hígado». Dice: «Siempre he sido un funambulista». Hace veinte años que publicó ' La catedral del mar ', uno de los grandes 'best seller' de la literatura española, además de libro predilecto de Rajoy.... Ver Más
  4. El escritor francoargelino Kamel Daoud, que ganó el año pasado el premio Goncourt con su novela 'Houris', ha sido denunciado por una compatriota suya, Saada Arbane, que lo acusa de haberse apropiado de la historia de su vida para escribir su obra. Este jueves, mientras estaba dedicando su libro a lectores en Burdeos, le fue entregada la convocatoria judicial a Daoud. También a su editorial, Gallimard. La primera audiencia tendrá lugar el 7 de mayo en un tribunal de París , informa AFP, que cita fuentes cercanas al caso. La novela de Daoud tiene lugar en Orán principalmente, y narra la historia de Aube, una joven muda después de que un islamista le rebanase el cuello el 31 de diciembre de 1999. Saada Arbane afirmó a mediados de noviembre en el canal argelino 'One TV' que el personaje estaba inspirado en su historia . Esta mujer sobrevivió a un intento de degüello perpetrado en el año 2000 por yihadistas y, desde entonces, lleva una cánula para respirar y hablar. Kamel Daoud la conoció cuando era paciente de su esposa, Aicha Dehdouh, psiquiatra, entre 2015 y 2023. Arbane, que ya demandó al escritor en Argelia, solicita en su demanda en París 200.000 euros (unos 210.000 dólares) en concepto de daños y perjuicios, así como la difusión pública de una eventual condena, ya que considera que es «totalmente impensable» que la semejanza sea fruto del azar. La demandante no deseaba que su historia se hiciera pública , y «nunca dio su consentimiento para que su relato fuera utilizado por el señor Daoud», insiste la demanda, «a pesar de tres solicitudes», según se puede leer en el escrito. Por el contrario, Saada Arbane estaba «decidida a que, bajo ninguna circunstancia, este relato, tan singular, íntimo y único, fuera utilizado por nadie», especialmente porque podría exponerla a acciones penales en Argelia. La demanda cita una entrevista del escritor en septiembre con el semanario L'Obs, en la que se le preguntó si su libro estaba inspirado en una mujer real. Daoud, que ya había ganado en 2015 el Goncourt a la mejor primera novela, respondió: «Sí, conocí a una mujer con una cánula (...) Ella era la 'metaforización' real de esta historia». La demanda cita decenas de fragmentos de 'Houris' relacionados con la familia de la protagonista, Aube, el atentado que sufrió, sus cicatrices o sus tatuajes, que se consideran similares a la vida de Arbane y, por lo tanto, pruebas de la supuesta invasión de su vida privada. Los abogados de Saade Arbane, William Bourdon y Lily Ravon, ha expresado, en declaraciones a AFP, que la semanda es «absolutamente excepcional en la historia judicial de las violaciones a la vida privada bajo el pretexto de la ficción». A mediados de diciembre, el escritor declaró que «todo el mundo conoce (esta) historia en Argelia, y especialmente en Orán. Es una historia pública».
  5. Un autor novel ha escrito una novela sobre un autor novel que triunfa con su primera novela. Y ha triunfado con ella. No es broma. Le ha ocurrido al el escritor y periodista Benjamín G. Rosado , que ha ganado el premio Biblioteca Breve 2025 con 'El vuelo del hombre'. El galardón está dotado con treinta mil euros y la publicación del libro en la editorial Seix Barral (saldrá a la venta el 12 de marzo). A veces, sí, la vida imita a la literatura. 'El vuelo del hombre' cuenta la historia de Diego Marín, un joven filólogo que se refugia en Valparaíso tras la muerte de su madre. Allí se escribe o encuentra, casi, una novela con la que triunfa estrepitosamente y se va a Nueva York a disfrutarlo, pero no tarda en descubrir que es muy difícil imaginar una segunda novela cuando el mundo la está esperando. De repente, la realidad lo rescata, o eso parece, de su bloqueo creativo: resulta que un piloto de avión que se llama igual que el protagonista de su libro se estrella en el punto exacto en el que lo hace su personaje. En esa confusión de literatura y vida que no puede llamarse casualidad bucea el libro. No es un lío: es una aventura. Nada más recibir el premio, Rosado se acordó de 'La bohème', porque fue un niño de coro y la entrega era en el Liceo de Barcelona. También confesó que no fue la vocación lo que le llevó al periodismo, sino la necesidad, y que durante años aparcó su sed de escritor. «Era como si el hecho de hacer preguntas me eximiera de responderlas», dijo. Después contó que empezó a escribir 'El vuelo del hombre' a bordo de un rompehielos en la Antártida, durante un año sabático en el que persiguió tornados y huyó de osos y otras cosas peores y tal vez más locas. «Pero mi libro no va de eso. Mi vida no le interesa a nadie, y está bien que así sea -insistió-. Aunque esas aventuras han dejado huellas en esta novela de aventuras». El esta empieza así: «Hacía algunos años que el profesor Castro había perdido todo contacto con el mundo. Nadie sabía los motivos que lo habían llevado a donar los libros de su biblioteca y a desaparecer sin dejar rastro. Cuando me decidí a escribirle, ni siquiera estaba seguro de que siguiera con vida». El jurado del premio, formado por Almudena Amador, Jesús Carrasco, Pere Gimferrer, Miguel Ángel Hernández y Elena Ramírez sitúa la obra de Rosado en la tradición de narradores como Paul Auster y Roberto Bolaño. Y el propio autor citó como influencias a David Foster Wallace, Siri Hustvedt, Enrique Vila-Matas y Juan Gómez Bárcena , aunque afirmó que el género que mejor le encaja a 'El vuelo del hombre' es el de la novela bizantina de aventuras, con un protagonista en busca del amor ideal y superando una serie de pruebas. «Cuando mi mujer terminó de leer la novela, me dijo: '¿eres consciente de que has escrito un 'Principito' para adultos?'. Me pareció acertadísimo», aseguró. Acabó hablando sobre el eterno conflicto entre vida y literatura, entre imaginación y experiencia: «Lo que escribes no es lo que pasa, sino lo que no puede pasar porque, percisamente, estás escribiendo».
  6. El novelista Salman Rushdie describió este martes el momento en que el atacante armado con un cuchillo irrumpió en el escenario e intentó matarlo en un ataque frenético que lo dejó ciego de un ojo. El autor de 'Los versos satánicos' explicó a los miembros del jurado a su presunto agresor , el estadounidense-libanés Hadi Matar , de 23 años, cómo «estaba apuñalando y cortando» contra él. «Fui consciente de que esta persona se abalanzaba sobre mí desde mi lado derecho», dijo, describiendo el momento en el escenario de un evento artístico en el estado de Nueva York en agosto de 2022. «Solo lo vi en el último momento», relató. «Me impresionaron mucho sus ojos, que eran oscuros y me parecieron muy feroces», dijo Rushdie sobre el atacante, quien llevaba una mascarilla por la Covid. «Fue una puñalada en mi ojo, intensamente dolorosa . Después de eso, estaba gritando por el dolor», agregó Rushdie, señalando que quedó en un «lago de sangre» . El equipo legal de Matar ha intentado impedir que los testigos caractericen a Rushdie como una víctima de persecución tras la fatua emitida en 1989 por Irán, que pedía su asesinato por la supuesta blasfemia en 'Los versos satánicos'. Matar está acusado de apuñalar a Rushdie unas 10 veces con una hoja de seis pulgadas. Entró gritando «¡Palestina libre!» a la corte y no reaccionó cuando Rushdie comenzó su testimonio. Rushdie vestía un traje oscuro y llevaba sus distintivas gafas, con un lente polarizado para cubrir su ojo afectado, que en un momento dado se quitó para mostrar el estado que le dejó el intento de asesinato. El fiscal del distrito, Jason Schmidt , relató cómo Rushdie acababa de tomar asiento en el anfiteatro frente a unas 1,000 personas en el momento del ataque. «(Matar) hundió el cuchillo en el señor Rushdie una y otra y otra vez, con fuerza, eficacia y rapidez», dijo Schmidt. Según el FBI, la organización militante chiita libanesa Hizbolá, respaldada por Irán, apoyó la fatua, y Matar enfrenta un proceso judicial separado en una corte federal por cargos de terrorismo. Matar declaró previamente a los medios que solo había leído dos páginas de la novela de Rushdie, pero creía que el autor había «atacado al Islam». Rushdie, de 77 años y de nacionalidad británico-estadounidense, sufrió múltiples puñaladas antes de que los asistentes lograran someter al atacante. El empleado del recinto, Jordan Steves , contó el lunes ante el tribunal cómo se lanzó contra el agresor «con mi hombro derecho, con toda la fuerza que pude reunir» para ayudar a detenerlo. Cuando se le pidió identificar al atacante, señaló a Matar, que estaba sentado a pocos metros en la ornamentada sala del tribunal. Su colega Deborah Moore Kushmaul dijo que recogió el cuchillo que Matar había dejado y se lo entregó a la policía. «Pude ver sangre, vi a los asistentes amontonándose sobre él. Nuestra audiencia, en su mayoría personas mayores, estaba gritando», relató. Schmidt aseguró que Matar estuvo «peligrosamente cerca» de matar a Rushdie y explicó que lo apuñaló en el ojo derecho con tanta fuerza que le seccionó el nervio óptico. La tráquea de Rushdie también resultó parcialmente lacerada, y su hígado e intestino delgado fueron perforados. «La presión arterial de Rushdie era muy baja, perdió muchísima sangre», explicó el fiscal. Lynn Schaffer , una de las abogadas de Matar, dijo este lunes que los fiscales intentarían presentar el caso como «abierto y cerrado». «Pero presten atención a las suposiciones que hacen los testigos policiales», advirtió. «Suponen cosas sobre el señor Matar que afectan la forma en que investigan».
  7. James Ellroy (Los Ángeles, 1948) se deja caer en un sofá Chester y desde ahí mira con desidia el mundo, hace muecas, suelta monosílabos, quema preguntas y encadena insultos. Lo dice con el cuerpo y con el verbo: nada de lo que ocurre hoy me importa, tampoco esta entrevista. Es una pose estudiada, repetida, su ritual de perro ladrador y a veces mordedor. Él sabe que un escritor también es un personaje de sí mismo, una exageración de filias y fobias, un ego divertido. Todo es igual que siempre –sus gafas, su boina, sus manos desmesuradas, su rara educación–, salvo que hoy ha sustituido la camisa hawaiana por una de franela. «Bruno es nombre de perro en Estados Unidos… ¿Aquí... Ver Más
  8. David Uclés ha rematado un libro de setecientas páginas que igual se queda corto. Quiero decir que su novela, 'La península de las casas vacías', es un maratón donde se atan la calidad y la amenidad, el rigor y el juego. Uno entra al libro con ciertas reservas, porque el libro, así al peso, resulta casi disuasorio, amenazante incluso, pero enseguida las artes ágiles y sostenidas del autor componen el embeleso, y la experiencia de la lectura se vuelve un gozo. Hasta el pispás de los casi mil folios, que edita Siruela, bajo el primor acostumbrado. Uclés encumbra un Macondo que se encuentra en el mapa exacto de Jaén, más la extensión agitada de nuestra Guerra Civil , que da... Ver Más
  9. Muchos años después, frente al cadáver de su padre, Marcial, el escritor Jorge Fernández Díaz empezó a comprender hasta qué punto aquel hombre era un enigma para él. Emigrante asturiano en Argentina, de pocas palabras y mucho silencio, nunca mostró emotividad ni le habló de la vida. Marcial había sido minero de dinamita y silicosis , antes de camarero en el Palermo Pobre bonaerense, pero su muerte barrenó sentimientos dolorosos y complejos y le obligó a excavar en un pasado que había dejado de mirar. Fernández Díaz recordó que, cuando era niño, habían visto cientos de películas juntos, los sábados. Maratones de cine clásico a los que Marcial añadía, en ocasiones, comentarios –escuetos– que fueron lo más parecido a una... Ver Más
  10. Más de 'Cien años de soledad' son los que pasó un libro procedente del fondo de la Biblioteca Belinski, en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, después de que un usuario lo tomara prestado en julio de 1919. No ha sido hasta ahora, más de un siglo después , cuando el ejemplar ha regresado a la institución. Se trata del ensayo 'Atención e interés en el aprendizaje', editado por A. I. Anastasyev y que debía ser devuelto a la biblioteca en agosto de 1919. Sin embargo, nunca regresó. Hasta ahora. El organismo sugiere que la no restitución del libro pudo deberse a la toma de la ciudad por parte del Ejército Rojo , que restableció la autoridad soviética el 14 de julio de ese año. El libro ha vuelto a los fondos de la biblioteca, que lo ha agregado nuevamente a su colección y lo ha transferido al departamento de libros raros. Ha sido Anatoly Semenovich, un jubilado de 74 años de Ekaterimburgo , quien restituyó el ejemplar después de 106 años, según ha informado la propia institución a través de su canal de Telegram. El hombre encontró el volumen a la entrada de su casa dentro de una caja, que contenía viejos libros de texto de matemáticas, trigonometría y geometría. «En vez de pasar de largo, simplemente fui y lo cogí. Lo tomé, miré, había un sello en él. Pensé: 'Tengo que devolverlo a donde estaba' », ha explicado Semenovich. El personal de la biblioteca, según este ingeniero-físico al que le gusta pasar tiempo en el jardí y, por supuesto, quedó muy sorprendido por su descubrimiento. Nadie le multó por la devolución tardía, sino que, al contrario, le dieron las gracias y le entregaron un certificado .