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Terrazas del Rodeo

ABC - Teatro

Teatro
  • Sergi Pompermayer , autor de 'Grand Canyon ', se confiesa «hijo de una familia de clase obrera, pobre, perdedora y desestructurada»: su padre se largó a América cuando él nació y su madre veinteañera se buscó la vida en Londres limpiando habitaciones de hotel. Le criaron unos abuelos «con pocos estudios, pero con mucho amor». Los personajes de su obra son deudores de esas vivencias personales. Pere es un perdedor: soñaba con enfilar la Ruta 66 que lleva al Gran Cañón del Colorado escuchando a los Fliying Burrito Brothers, pero acabó haciendo chapuzas de supervivencia en los hogares de sus vecinos. Con una realista escenografía de Max Glaenzel -el sofá de casa, el bar con sus mesas, el quitamiedos de... Ver Más
  • Resulta apabullante ver la actividad que ha desplegado Alma Vidal (2000), que con tan solo 25 años, y únicamente al frente de su propia productora –ha desempeñado distintas funciones en compañías como Ron Lalá –, ha puesto en pie ya una docena de proyectos; con tan solo 18 años estrenó en el Teatro Arlequín de Madrid 'Amor' (del que es autora y directora), y desde entonces no ha parado. La función que se presenta ahora en el Teatro Pavón –con el que este espacio cierra etapa– se titula ' El dios de la juventud ', también con texto y dirección de la propia Alma Vidal. La obra nace, ha escrito la propia autora, «de la profunda admiración que siento al... Ver Más
  • España era, el 6 de noviembre de 1975 , un silente polvorín. Franco llevaba tres semanas en el hospital -donde moriría el día 20- y se vivía una contenida expectación; no parecía por tanto el mejor momento para estrenar en Madrid un musical que había triunfado en ciudades como Nueva York o Londres: ' Jesucristo Superstar ' ('Jesus Christ Superstar'). Pero ese 6 de noviembre, y tras no pocas dificultades -desde la censura hasta las manifestaciones de protesta en la puerta del teatro Alcalá, donde se estrenó- se levantó el telón de un espectáculo que supuso, sin ninguna duda, un antes y un después en el teatro (y no solo el teatro musical) en nuestro país. «Se creó una industria»,... Ver Más
  • La creación contemporánea sigue siendo parte fundamental de la programación del Festival de Aix-en-Provence. En ella se integra este año el espectáculo 'The Nine Jewelled Deer' capitaneado por el inquieto y ecologista Peter Sellars. Junto a él están la compositora israelí-estadounidense Sivan Eldar (1985) y la cantante estadounidense Ganavya Doraiswamy (1991), poeta de tradición india. Hay otros nombres necesarios como el de la escritora Lauren Groff, la artista plástica Julie Mehretu, la cantante carnática Aruna Sairam que pone voz junto a Ganavya, e instrumentos solistas con percusión, violín/viola, clarinete y saxofón enriquecidos con electrónica. Todos ellos son protagonistas porque 'The Nine Jewelled Deer' tiene consistencia coral en su proceso creativo y en el compacto resultado. Las representaciones se hacen en Luma Arles, centro presidido por una de las torres icónicas de Frank O. Gehry a cuyo alrededor hay un parque de talleres rehabilitados que forman un centro experimental en el que se cuestionan las relaciones entre el arte, la cultura, el medio ambiente y la educación. El espacio tiene intención porque 'The Nine Jewelled Deer' se sitúa en el interior de una nave en la que se coloca una tarima baja que sirve de escenario a los músicos, limitada en la parte trasera y central por una superposición de paneles de desarrollo vertical que iluminan con diferentes colores, proyectan imágenes, sombras y transparencias. Sellars ha cohesionado un trabajo complejo, aunque de apariencia inmediata, enhebrando sin solución de continuidad las ocho escenas presentadas mediante la lectura de textos. 'The Nine Jewelled Deer' entrelaza elementos legendarios, biográficos y espirituales con tres orígenes: los Jatakas, o cuentos tradicionales indios en lengua pali que evocan las vidas pasadas de Buda y sus diversas encarnaciones animales y humanas; una inmersión en la vida de Doraiswamy, cuya abuela acogía en su hogar a personas discapacitadas, desamparadas o marginadas y las reconfortaba con música; y el sutra Vimalakīrti que es el único que recoge las enseñanzas del único discípulo de Buda laico, con una experiencia vital que abarca al mundo. La leyenda final explica la historia de un ladrón al que una cierva salva de ahogarse. Buscada a cambio de una cuantiosa recompensa, lleva a aquel a sentir la tentación de traicionar a su benefactora. Se habla de la creación de una ópera quizá por su propósito narrativo y la alternancia de números musicales diversos. La definición es, en cualquier caso, un mero reclamo para un espectáculo distinto y singular. La coherencia final está determinada por la presencia de Sellars quien define con cambios de ambiente el constante y casi imperceptible transcurrir narrativo, del mismo modo que las sucesivas intervenciones musicales que se insertan explican la formidable calidad de un grupo de intérpretes dispuestos a fusionar géneros y estilos diversos, desde la música tradicional hindú, al jazz, la obra contemporánea de Sivan Eldar y sus consecuencias electrónicas. El resultado es un desafío visual y sonoro, sin límites aparentes, que requiere del espectador una actitud activa, y cuyo propósito espiritual adquiere consecuencias hipnóticas: el canto de Aruna Sairam con eco en los instrumentos, por ejemplo; los alardes instrumentales, muy particularmente de la percusionista Rajna Swaminathan o de la violinista Nurit Stark, la lectura pausada y medida de texto y su consistencia idílica. 'The Nine Jewelled Deer' es un proyecto que penetra, también, en el propósito socialmente integrador de un festival situado en un punto crítico del área migratoria europea. Del mismo modo, la reconstrucción escénica y contemporánea de la ópera barroca, es decir el gesto de reminiscencias históricas, es parte sustancial del festival de Aix. En la actual edición destaca la puesta en escena de 'La Calisto' de Francesco Cavalli, ópera que ha ido asentándose en el repertorio desde su recuperación en 1970 de la mano del director de orquesta Raymond Leppard. Aquí adquiere una dimensión sobresaliente gracias al planteamiento diseñado por el director musical Sébastian Daucé y la directora de escena holandesa Jetske Mijnssen responsable de la puesta en escena que estos últimos años ha servido para representar la trilogía Tudor en el Palau de les Arts de Valencia. La aparente aristocracia rococó del espectáculo de Aix tiene un perfil muy distinto aquel trabajo de esencia calvinista. En este hay algo exuberante pero también contradictorio, entre las paredes del gran salón construido en el Théâtre de l'Archevêché cuyo estado imperfecto se detecta en el desteñido y la desnudez de su decoración apenas completada con varios candelabros, y el contraste con la fastuosa riqueza del vestuario de Hannah Clark. El jerarquizado mundo de las divinidades clásicas se quiebra una vez más. Mijssen lo representa recreando muy inteligentemente la complejidad escénica con la que se presentó 'La Calisto' en el teatro Sant'Appolinare de Venecia en 1651 mediante un giratorio central que sirve para hacer aparecer y desaparecer escenografía y personajes, también sometidos al sutil laberinto que conforman las distintas puertas de la estancia principal. Salta a la vista la evidente elegancia del proceso, la eficacia del truco y la impecable colocación de personajes, movidos con agilidad y sometidos a una gestualidad no exenta de tics inmediatos. La risa de los espectadores es inevitable ante algunas de las coreografías de Dustin Klein. El director musical Sébastian Daucé ha dicho, muy acertadamente, que la reconstrucción contemporánea del repertorio barroco exige una hábil mezcla de ciencia y arte. En el aspecto escénico es evidente, pero queda menos claro en el musical en donde las cuestiones técnicas son menos transparentes al espectador. El grupo Correspondance forma una 'orquesta' de época que convence 'con gran placer', en palabras de la propia Calisto, y sin dejar la sospecha de que lo suyo es un trampantojo. Los seis instrumentistas que participaron en el estreno veneciano se transforman ahora en un grupo amplio, lo que facilita un juego tímbrico muchísimo más rico con efectos sonoros que amplifican el gesto y penetran en una realización de mayor complejidad. La versión es amable, sutil, muy francesa en el acabado: un digno apoyo a la propuesta escénica de Mijssen. Queda en la memoria el final de la obra diluido en un abandono emocionante que todavía suspira en el acorde mayor final y suena con tanta sutileza como antes los ha hecho el aria de Giunone 'Racconsolata e paga' que Anna Bonitatibus canta con una detalle extremo. El espíritu de 'ensemble' es una intención muy bien lograda por Daucé y sus músicos, del mismo modo que el carácter ambiguo en el que se desarrolla la obra se puede resumir en el personaje de Jupiter, travestido como Diana, y que el californiano Alex Rosen defiende fantásticamente en lo gestual y en lo vocal cambiando entre su ámbito natural de bajo y la voz de falsete. Unido el trabajo de Daucé y Mijssen, el resultado tiene un sentido de intimidad que es fácilmente asimilable a un género escénico de pequeño formato que aún era una novedad cuando Francesco Cavalli presentó 'La Calisto'. Añádanse varias claves contemporáneas que van desde sentido metafórico con el que la directora interpreta muchas de las transformaciones señaladas en el libreto, la ejecución de los elementos cómicos y el desarrollo de los más serios, la manera tan cercana con la que los intérpretes presentan la obra, y de la coctelera saldrá una producción cuyas 'formas admirables' tienen mucho de indiscutible. Lauranne Oliva, soprano franco-catalana, hace una creación de Calisto y de sus muchas facetas expresivas. Giuseppina Bridelli otorga a Diana sensualidad y gusto. El contratenor Paul-Antoine Bénos-Djian se convierte en alguien imprescindible por su bis cómica y porque el sentido melancólico que define a Endimione adquiere verdadera credibilidad. El reparto es largo y verdaderamente sustancioso. Se aprecia en él la consecuencia de un trabajo escénico muy bien realizado por Jetske Mijnssen bajo el buen criterio musical de Sébastian Daucé. La consistencia final es leve, recta, definitivamente poética, y como en 'The Nine Jewelled Deer' profundamente conciliadora.
  • La piedra no suena, pero guarda sonidos. Eso es lo primero que se aprende en 'Hacia ecos de lo sagrado', el último trabajo de Ana Zamora con la compañía Nao d'amores, estrenado el 10 de julio de 2025 en el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias. Lo segundo que se aprende es que ciertas experiencias no necesitan ser explicadas: se perciben. A veces basta con cerrar los ojos y dejar que una campana, un canto lejano o unos pasos sobre losas húmedas hagan su trabajo, porque este no es un espectáculo para ser visto, sino para ser escuchado. Y no solo con los oídos, sino con la memoria. El viento bajaba desde las ruinas como si también supiera... Ver Más
  • Una mujer pregunta a su pareja por qué vuelve a casa por la carretera antigua plagada de curvas si tiene la carretera nueva, recta y luminosa. Los protagonistas de ' El monstre ' (El monstruo), de Josep Maria Miró , comparten geografía con dos títulos anteriores: 'El cuerpo más bello que se habrá encontrado nunca en este lugar' y 'La mayordoma'. Relatos de entornos rurales que transitaron de una próspera edad fabril a un vaciado que solo atenúa la temporada turística. Pequeños pueblos de montaña donde todos se conocen. Afueras donde acontecen sucios asuntos de mal confesar: entre el asfalto de la carretera y un bosque que encubre viejas querellas de los vecinos. La pareja ha recibido la llamada de un amigo común de juventud. Desapareció hace veinte años y pasó a la posteridad como 'el Monstruo' tras protagonizar un hecho luctuoso que nadie quiere recordar. El Monstruo irrumpe en la rutina doméstica con preguntas incómodas. La noche de la memoria es la oscura carretera repleta de curvas que ellos transformaron en una autopista para evitar los recodos más sórdidos. Ella y él, que se habían representado el pasado a medida para poder sobrellevar el presente, van a darse de bruces con verdades de sus vidas que quisieron borrar: «El pasado es aquello que recuerdas, aquello que imaginas que recuerdas, aquello que te convences que recuerdas, o aquello que haces ver que recuerdas», advierten. Miró da una vuelta de tuerca a la construcción de un relato desde puntos de vista diversos. Y lo hace en un espacio escénico oscuro y desnudo, muy propicio a la confesión de los personajes. A veces la oscuridad narrativa es demasiado densa: el público se pierde en el bosque simbólico del autor. Aunque este 'monstruo' no resulte tan original como 'El cuerpo más bello que se habrá encontrado nunca en este lugar' por la repetición de la fórmula, el trío protagonista – Àurea Márquez, Joan Negrié, Albert Prat – recrea la atmósfera onírica y el suspense que requiere esta pieza, ganadora del premio Jardiel Poncela. Miró vuelve a bascular entre las incómodas verdades de la individualidad y su tramposa traslación al relato colectivo. El reto de un admirador de Pinter.
  • El verano de 1983, Roald Dahl , aclamado autor de ' Matilda ' y ' Charlie y la fábrica de chocolate ', ultima la edición de 'Las brujas' pero está intranquilo. Se ha separado de la actriz Patricia Neal después de treinta años, los ruidos de las obras en su casa le torturan y recibe la visita de una editora norteamericana que le va a pedir que rectifique sus ataques a Israel en su reseña de 'Dios llora', libro ilustrado de Tony Clifton sobre la guerra del Líbano de 1982. Dahl denuncia la matanza de civiles por las tropas de Ariel Sharon (fúnebre toponimia de Sabra y Chatila). El escritor no piensa disculparse; se ratifica acerca de unos hechos por los que «todos empezamos a odiar a Israel». Josep Maria Pou encarna ese Dahl que vindica sus juicios –aunque puedan estar equivocados– frente a la corriente mayoritaria de la sociedad anglosajona. Un Pou que, al igual que en aquel ' Orson Welles (su seguro servidor) ' y ' El padre ', potencia con una soberbia metabolización la humanidad del hombre que se siente descolocado y excéntrico en la senectud. Además de las opiniones antisemitas de Dahl, Rosenblatt plantea la vieja disyuntiva de separar la personalidad del autor, que puede resultar abyecta, de la genialidad de su obra. El 'gigantesco' Pou cuenta con la excelente réplica de Pep Planas (Tom Maschler, editor británico de Dahl); Clàudia Benito (la editora estadounidense); Victòria Pagès como Liccy, su pareja; Aida Llop , la criada y Jep Barceló , el jardinero. 'Gigante' de Mark Rosenblatt es una pieza mayor de teatro que justifica los tres premios Lawrence Olivier que ha obtenido, entre estos el de mejor espectáculo de 2025. La controversia de Dahl con sus editores –ambos de ascendencia judía– ilustra los mecanismos retóricos que maquillan el antisemitismo –casi siempre desde la izquierda– como una crítica a la forma de existir (militarista) del estado de Israel. El Dahl que dibuja Rosenblatt en este texto, anterior a la masacre del grupo terrorista Hamás el 7 de octubre de 2023, disecciona la aversión al sionismo hasta revelar la demonización (ancestral) de los judíos. Dos horas y media de teatro gigante para saber de qué estamos hablando.
  • «La Compañía Morboria / de Madrid, del centro mismo, / cumplimos cuarenta años / en este bendito oficio / (que ya se sabe que es / antiguo no: más que antiguo) / Morboria no llega a tanto / pero estamos de camino... / De viaje a ninguna parte / y rumbo a todos los sitios». Estos versos figuran en la entrada de la Iglesia de San Agustín de Almagro , sede habitual de las exposiciones que presenta anualmente el festival de teatro clásico, y que en esta edición tiene como protagonista a Morboria Teatro , una compañía que, con motivo de su cuadragésimo aniversario, recibe el próximo 17 de julio el homenaje del certamen almagreño; a ello se suma la... Ver Más
  • «Teatro, lo tuyo es puro teatro», reza el bolero que popularizó La Lupe. Y hay una población que se ha tomado esa letra a pies juntillas y, durante un mes, se vuelve 'puro teatro'. Es Almagro, una localidad del Campo de Calatrava manchego que cada año desde hace algo menos de medio siglo convierte a las artes escénicas en el epicentro de su actividad durante un mes; es el tiempo que dura el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, creado en torno al Corral de Comedias, una joya construida en 1628. La población de Almagro se multiplica por seis en estas semanas, y «los del teatro» –como se refieren a ellos sus habitantes– conviven con los lugareños; es difícil encontrar un festival donde se produzca una comunión así entre el pueblo y los visitantes. El teatro –y más concretamente, el teatro clásico– se ha convertido además en un eje para toda la zona, donde en los últimos años se han multiplicado los grupos de teatro amateur, que presentan en distintos certámenes sus trabajos. Y si una obra de nuestro Siglo de Oro tiene como protagonista al pueblo, esa es 'Fuenteovejuna', de Lope de Vega, sin duda uno de los grandes textos de la literatura dramática universal. La Compañía Nacional de Teatro Clásico, tan vinculada a Almagro que es su segunda sede, y el festival el escenario en el que tradicionalmente estrena sus producciones, ha estrenado un nuevo montaje de 'Fuenteovejuna'. La versión es de María Folguera y la dirección de Rakel Camacho. Jorge Kent, Pascual Laborda, Cristina Marín-Miró, Chani Martín y Alberto Velasco encabezan un largo reparto para contar esta historia de solidaridad, abuso de poder, violencia y justicia. Lope de Vega se basó en un hecho real sucedido en 1476 en la localidad cordobesa de Fuente Obejuna, separada de Almagro por apenas doscientos kilómetros. De hecho, María Folguera y Rakel Camacho se toman una pequeña licencia al situar en Almagro –en el texto no se menciona, pero es verosímil, ya que aquí vivía el maestre de Calatrava– el comienzo de la obra. En ella se cuenta la rebelión de un pueblo ante la opresión, los abusos y las violaciones que lleva a cabo el Comendador, Fernán Gómez de Guzmán; los aldeanos, hartos, lo asesinan y se conjuran para aparecer ante la Justicia como los culpables: «¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, señor». Rakel Camacho centra su puesta en escena en la violencia; una violencia que deriva de lo más primitivo del ser humano. «Esta 'Fuenteovejuna' –ha dicho– quiere mirar al pasado para no olvidar. Para comprender nuestros orígenes. Para acercarnos al centro de la esencia humana a través de la danza, la música, lo tribal, lo popular, la vibración del verso y de los cuerpos, conviviendo en una potencia visual para compartir una historia que es nuestra». Su montaje es carnal, sanguino, violento, áspero, erizado; vive permanentemente en el grito –incluso demasiado–, y busca la complicidad visual, especialmente en el vestuario, de tradiciones más del Norte de España que del Sur: la txalaparta vasca, los zamarracos cántabros..., con los que pretende eliminar localismos. Quizás una mayor búsqueda de la esencia de la historia –hay tramas que hoy en día resultan superfluas ante la robustez de la historia–, hubiera beneficiado la función, poderosa y sugerente en cualquier caso. Rakel Camacho es la primera mujer que ha montado esta obra para la CNTC (que tampoco la ha frecuentado mucho; la montó en 1993 Adolfo Marsillach y en 2017, para la Joven, Javier Hernández-Simón), y lógicamente posa sobre ella una mirada femenina, que ya destaca el propio Lope de Vega, creador de personajes femeninos extraordinarios. Lope es un precursor del 'empoderamiento femenino', que tiene en Laurencia, la protagonista de 'Fuenteovejuna', un magnífico ejemplo. Su arenga en el tercer acto es un poderoso acto de rebeldía que cuatro siglos después sigue estremeciendo. La jornada inaugural había tenido su pistoletazo de salida un par de horas antes con la entrega del premio Corral de Comedias –lógicamente, en el lugar que le da nombre– a Cristina Hoyos, una de las grandes figuras del baile flamenco de las últimas décadas, primero al lado de Antonio Gades y después al frente de su propia compañía, que llevó por primera vez este arte a la Ópera de París. «Cristina Hoyos es un eslabón entre el Siglo de Oro y el siglo XXI, pasando por otros eslabones de esa cadena que fueron Lorca y Manuel de Falla», dijo en el acto Irene Pardo, directora del Festival de Almagro, que subrayó que era la primera vez que se otorgaba el galardón a la danza, «y tiene que ver con esa idea de un festival más complejo… Vayamos desdibujando los límites, quitando las etiquetas o, en lugar de quitarlas, sumarlas». «Cuando algo te levanta de la butaca, ¿cómo se paga eso?», se preguntó el director José Carlos Plaza, que ha trabajado con Cristina Hoyos en varios montajes, como 'Yerma' o 'Romancero gitano'. En una intervención preñada de cariño y de admiración hacia la bailaora, destacó las raíces duras de Cristina Hoyos «en una España que existió», recordó lo mucho que aprendió de flamenco de manos de la artista –«nunca más volveré a decir castañuelas ni olé; diré palillos y olé»–, y concluyó diciendo de ella que «ha llenado el mundo de emoción; y de mí dirán: 'Qué suerte que tuvo Plaza, que vivió en el tiempo de Cristina Hoyos». Mercedes Hoyos, sobrina de la bailaora, recordó que ésta nació en el Corral Trompero de Sevilla, en una alcoba donde estaban «ella, una radio y un espejo»; rememoró también su lucha contra el cáncer de pecho –«se daba quimioterapia los lunes y el martes ya estaba bailando»–, para terminar con palabras de su madre, hermana de Cristina: «Besándole los pies no le pagamos». «La mayor parte de mi vida la he pasado en los teatros», comenzó muy emocionada la propia Cristina Hoyos, que vino a Almagro con su inseparable Juan Antonio Jiménez, «y aún lo hago. Yo he hecho dramaturgia con mi cuerpo», añadió, para ofrecer una pincelada de ese arte que ha aplaudido el mundo entero y que no la abandona a pesar de los años: ese cuerpo juncal y esas manos que se encrestan hacia el aire, y que son el santo y seña de una de las grandes damas de la danza en España.
  • La última obra maestra que escribió Shakespeare (circa 1612) lleva la etiqueta de comedia: el dolor y la furia siguen presentes, pero acaban atenuadas por aliños mágicos que se revelan benéficos. Son los poderes de Próspero, duque de Milán traicionado por su hermano Antonio. Armado con sus libros de ciencias ocultas y aliado con Ariel, espíritu del aire, provoca una tempestad que lleva a la nave de Alonso, rey de Nápoles, al que acompaña su hijo Ferran y el hermano usurpador, hasta la isla que habita con su hija Miranda. Si fuera una tragedia los náufragos pagarían con sus vidas los agravios; pero en este Shakespeare de postrimerías las afrentas del pasado se diluyen en la piedad. Recuerda Oriol Broggi... Ver Más

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