Considerar:

Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.

Albert Einstein (1879-1955) físico, de origen alemán

Terrazas del Rodeo

El Diario

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  1. La izquierda busca reconstruirse ante el nuevo ciclo político

    2024 marcará el fin de un ciclo en el que el espacio a la izquierda del PSOE ha vivido su revolución interna, una más desde que Podemos irrumpiera hace una década en el escenario político. En el lapso que va desde las generales de 2019 hasta las europeas que se celebrarán el próximo verano, han ocurrido multitud de cosas: la izquierda alternativa entró por primera vez en el Gobierno de la mano del partido que entonces lideraba Pablo Iglesias, esa formación afrontó un cambio de liderazgo y cedió el testigo del espacio político a Yolanda Díaz mientras su hegemonía se difuminaba. Y ahora Sumar, de nuevo desde el Gobierno, comienza a vertebrarse como una nueva fuerza estatal que aspira a representar ese segmento electoral, mientras Podemos inicia una nueva etapa tras su paso al Grupo Mixto.

    Las elecciones europeas señalan la frontera entre el ciclo que termina y el nuevo periodo. En estos meses, las diferentes fuerzas políticas comienzan mientras tanto procesos asamblearios bien de fundación, bien de renovación de liderazgos o bien de reafirmación de sus posiciones. El propio Sumar acaba de celebrar su asamblea fundacional, mientras Izquierda Unida abordará en mayo el proceso para reemplazar a Alberto Garzón al frente del partido. Los dos partidos de Compromís celebran también este año sendos congresos, y Podemos, que no tiene a la vista una asamblea ciudadana, viene de una conferencia política y acaba de renovar los liderazgos en casi todos sus territorios.

    Todas estas citas se darán antes o después de varios comicios que ya han empezado a marcar el paso de las decisiones en las diferentes organizaciones. La primera, hace apenas unos meses en Galicia, donde la izquierda no nacionalista sufrió un duro varapalo. El PSOE se mantuvo relegado a tercera fuerza y ni Sumar ni Podemos lograron entrar en el parlamento. La segunda, en Euskadi, el próximo 21 de abril. Allí las encuestas arrojan un escenario incierto frente a la pujanza de la izquierda abertzale. También hay elecciones catalanas el 12 de mayo, que podrían llevar a Catalunya en Comú a entrar en el Govern por primera vez como socio minotario en una coalición con otras fuerzas de izquierdas. Y las europeas, que además de perfilarse como un plebiscito interno entre el partido de Yolanda Díaz y el de Ione Belarra, medirán también cómo responde el conjunto de votantes de izquierda, incluidos los del PSOE, tras los primeros meses de Gobierno. 

    Sumar acaba de celebrar su asamblea fundacional, el primer paso de un largo proceso para la construcción de un frente amplio en el que aspiran a agrupar a diferentes formaciones: Izquierda Unida, los comuns, Más Madrid, Verdes Equo. El pasado sábado la plataforma de Yolanda Díaz dio el primer paso en un congreso en el que los inscritos refrendaron a la vicepresidenta segunda como coordinadora general y aprobaron el documento organizativo que pone las primeras reglas para la construcción de ese proyecto.

    Yolanda Díaz lanzó Sumar hace dos años con el fin aunar en unas mismas siglas a las fuerzas de la izquierda alternativa pero la lentitud en el armado de ese proyecto y la convocatoria electoral solo había permitido hasta ahora la conformación de una coalición electoral, que funcionó para el 23J y que sufrió con Podemos su primera baja. 

    En estos meses, las personas que están al frente del proyecto político han dado pasos para trascender la coalición pero al mismo tiempo seguir contando con los partidos que la conforman. La ambición es compleja porque no solo hay formaciones políticas y militancia propia, también hay partidos estatales y otras formaciones de corte netamente regional que reclaman autonomía plena en sus territorios como Catalunya en Comú o Más Madrid.

    Todas esas incógnitas, o al menos la gran parte, se resolverán en una nueva negociación entre Sumar y los partidos que arranca ahora y que concluirá con un segundo congreso en otoño. Esa asamblea la llaman constituyente y allí terminarán de definirse las reglas de ese frente amplio si finalmente se construye. Todo ocurre en mitad de un proceso en el que Sumar tiene que seguir funcionando como coalición electoral en Euskadi, Catalunya (donde la marca seguirá siendo Catalunya en Comú) y en las elecciones europeas.

    Una de las principales piezas con las que cuenta Yolanda Díaz para la construcción de Sumar es Izquierda Unida, que también afronta un proceso de introspección con la asamblea que decidirá quién hereda el liderazgo de Alberto Garzón, que abandonó hace dos meses la política después de ocho años al frente del partido. 

    IU afronta su XIII asamblea seguramente en uno de sus mejores momentos de los últimos años, con cinco diputados en el Congreso, con un Ministerio en el Gobierno –el de Infancia y Juventud que tiene al frente a Sira Rego– y con un papel importante dentro de Sumar: es la única organización de carácter estatal dentro del proyecto y junto con Catalunya en Comú (y los diputados de Movimiento Sumar) la organización con más peso en el grupo parlamentario. 

    La asamblea de Izquierda Unida, según decidió su última coordinadora federal, se celebrará los días 18 y 19 de mayo, aunque el proceso de debate ya ha comenzado. La dirección de la organización acordó durante los últimos meses iniciar un proceso de transición para tratar de pactar una candidatura de unidad. Esas reuniones se desarrollaban con normalidad hasta que este mes el anuncio de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, de su candidatura para liderar IU causó un enorme revuelo interno.

    Un sector del partido ligado al Partido Comunista de España (PCE) y a la federación andaluza, la más numerosa, acusó a la ministra de intentar con su anuncio influir en las primarias que se celebraban en esa semana para elegir el candidato que irá en la lista de Sumar a las europeas. El enfado de ese sector motivó que días después Antonio Maíllo anunciara que intentará pilotar una candidatura de unidad que no descarta liderar.

    Las negociaciones para esa candidatura unitaria siguen y la organización se ha dado hasta el 15 de abril para negociarla. Si no hay acuerdo, podrían llegar dos listas a la votación de la asamblea. Ese escenario dejaría una imagen de división que a priori todos querían evitar tras la salida de Garzón.

    Podemos no tiene previsto celebrar este año una asamblea ciudadana como tal, al menos hasta que termine el ciclo electoral con las europeas. Pero sí que ha iniciado una serie de procesos para cambiar su hoja de ruta política, para modificar su ejecutiva y también para impulsar nuevas direcciones territoriales. 

    En noviembre, la dirección del partido impulsó una conferencia política, con una agenda de reuniones y encuentros con la militancia y los diferentes territorios para cambiar el rumbo político marcado en la Cuarta Asamblea Ciudadana, la que eligió a Ione Belarra como secretaria general, con el fin de desvincular las decisiones del partido del liderazgo de Yolanda Díaz, una vez constatada la ruptura con su proyecto político. 

    La militancia secundó el nuevo documento político que ponía nuevas condiciones para las coaliciones electorales y reforzaba la “autonomía política” del partido. Poco después esa voluntad se tradujo en la ruptura con Sumar en el grupo parlamentario y, aunque no directamente, en la decisión de concurrir en solitario en las elecciones gallegas. 

    La dirección renovó hace poco su ejecutiva. Después de la salida de varias pieza clave del secretariado, como Nacho Álvarez, al frente de Economía, o Alejandra Jacinto, que dejó el partido en verano, Ione Belarra renovó su gabinete para dar entrada a perfiles como Tito Morano, Conchi Abellán, Martina Velarde o Irene de Miguel. 

    En paralelo, Podemos activó un proceso de primarias para renovar los liderazgos en todos los territorios donde se vencían los mandatos o donde la dirección tuvo que crear gestores por dimisiones o crisis internas a lo largo de los últimos años, como en Balears, donde dimitió la ejecutiva en bloque tras los resultados de las autonómicas y municipales o en Asturias, donde la candidata al Principado y diputada en el parlamento, Covadonga Tomé, fue expulsada recientemente. 

    En total, los inscritos han podido votar las nuevas direcciones en Asturias, Aragón, Canarias, Catalunya, la Comunidad de Madrid, la Comunitat Valenciana, Balears y la Región de Murcia. En todas ellas, la dirección logró situar candidaturas lideradas por portavoces estatales y miembros del núcleo duro de Belarra, como Isa Serra en Madrid, Javier Sánchez Serna en Murcia o María Teresa Pérez en Valencia.

    Compromís también se sienta en el diván en el 2024. En concreto, dos de las tres patas que componen la estable coalición valenciana. Iniciativa celebra su asamblea dentro de pocas semanas. La Mesa Nacional de Iniciativa-Compromís aprobó el pasado octubre la apertura de un espacio de “reflexión, debate y crecimiento” para “refundar el espacio político del ecosocialismo valencianista”, un proceso que culminará en abril con la celebración de una asamblea general. Por su parte, Més-Compromís, el antiguo Bloc, también celebrará un Congreso en otoño de este año, concretamente el 18 y 19 de octubre. 

    Una de las ideas que manejan algunos dirigentes dentro de la coalición es que de ambos procesos salga un mandato para configurar la coalición en un partido, con un modelo similar al de EH Bildu, para terminar de consolidar una plataforma política que trascienda la mera coalición electoral. Para ello Compromís debería celebrar un nuevo congreso constituyente o fundacional que inaugure esa nueva etapa, aunque se trata de un proceso complejo que seguramente se alargaría más allá de este año. 

    La organización que lidera Mónica García celebró su Congreso hace apenas unos meses, precisamente cuando se negociaba la configuración del nuevo gobierno de coalición en la que el partido madrileño se hizo con el Ministerio de Sanidad. García pasó a dirigir esa cartera poco después de haber sido elegida como nueva líder del partido. 

    La candidatura de García ganó ese congreso celebrado a finales de noviembre, con una lista en la que también estaban Rita Maestre, quien encabezó la lista al Ayuntamiento de Madrid, y la ahora portavoz de la formación en la asamblea madrileña, Manuela Bergerot, que sustituyó en la portavocía a Pablo Perpinyá, la persona que en su momento designó Íñigo Errejón para hacer la oposición en Madrid y que está alejado de la actual dirección.

    Durante su intervención en aquel Congreso, García dejó clara la vocación madrileña de su formación en un momento en el que se preparaba para dar el salto a la política nacional, así como su intención de que Más Madrid preserve su autonomía en el nuevo ciclo político que se abría en ese momento, en vísperas de la investidura de Pedro Sánchez y cuando el partido debatía su manera de integrarse en Sumar. Esa voluntad de autonomía se ha traducido en algunos choques con Sumar durante las negociaciones para su encaje dentro de la plataforma, un debate que seguramente tarde todavía varios meses en resolverse.

    Los comuns pusieron en marcha el pasado febrero una convención ideológica para afrontar el nuevo ciclo político y con la vista puesta en las elecciones catalanas que en ese momento estaban previstas para un año después. El proceso seguirá en marcha a pesar de que el president, Pere Aragonès, decidió adelantar esos comicios para el próximo mayo. El debate interno se dará pues a las puertas de una campaña electoral que podría terminar con los de Jéssica Albiach por primera vez en el Gobierno de la mano del PSC y ERC.

    Los comuns celebrarán el 13 de abril el gran acto que culminará dos meses de debates en las asambleas locales a las que están llamadas unas 12.000 personas. De fondo, además de la actualidad política catalana, está la relación de esa formación con Sumar. La pata catalana está involucrada en el proceso de construcción del frente estatal y cuenta con hasta cuatro personas en la recién elegida ejecutiva.

    Además, han acordado con la plataforma de Yolanda Díaz contar con plena autonomía en Catalunya. Los comuns serán la referencia catalana de Sumar, que no desplegará estructura orgánica en ese territorio.

  2. Un muro en la Asamblea de Madrid: el PP de Ayuso bloquea la investigación de los negocios de su pareja

    El PP se está valiendo de su más que cómoda mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid para vetar sistemáticamente todos los intentos de la oposición por indagar sobre el caso de su pareja, investigada por delito fiscal y falsedad documental tras enriquecerse durante la pandemia con comisiones por la compra de material sanitario.

    Ni comisión de investigación, ni comparecencias de directivos ni de altos cargos, ni siquiera de la consejera de Sanidad, Fátima Matute. La titular de esa cartera se ahorrará comparecer para explicar —como pedía la oposición— si el grupo Quirón, uno de los grandes beneficiarios de la privatización sanitaria en la región y cliente principal de la pareja de Ayuso, Alberto González Amador, pudiera tener algún trato sospechoso con el Gobierno regional.

    Ayuso empezó defendiendo a capa y espada a su pareja: el 13 de marzo afirmó que la víctima era él y que era Hacienda quien le debía 600.000 euros. Pero enseguida trascendió que el propio comisionista había reconocido dos delitos fiscales, con lo que la estrategia pasó a ser la de la ofuscación: en los dos plenos en los que ha participado desde entonces, la presidenta regional se ha referido más a la ley de amnistía, a la trama Koldo y, en síntesis, a la maldad intrínseca del social-comunismo que a cómo se pagó la vivienda en que reside. “Llevo viviendo 20 años de alquiler”, ha llegado a esgrimir, en contra de la evidencia, para que la oposición no la atosigue.

    La presidenta ha decidido que no se hable más del asunto y su grupo parlamentario lo ejecuta a rajatabla. Si el portavoz socialista, Juan Lobato, anunciaba una “fiscalización milimétrica” de la contratación de la Comunidad de Madrid a raíz del escándalo, su 'número dos', Marta Bernardo, se encontró el viernes pasado, en la reunión de la Junta de Portavoces, que la Mesa de la cámara había rechazado por “inconcreta” la comparecencia de la consejera de Sanidad, Fátima Matute.

    El PSOE quería, literalmente, conocer las “actuales relaciones contractuales del grupo Quirón con la Comunidad de Madrid”, pero los populares, que controlan el órgano de gobierno de la cámara, decidieron que no procedía.

    Más Madrid, por su parte, había propuesto llevar al pleno una proposición no de ley (PNL) para instar al Gobierno a realizar una “auditoría exhaustiva de todas las actividades económicas de la Comunidad de Madrid en las que hayan estado implicados los distintos grupos empresariales partícipes de la colaboración público-privada en la sanidad de la región”. 

    Las PNL son una herramienta habitual de los grupos para debatir cuestiones con cierta extensión en el pleno. Es habitual que se celebren avanzada la sesión, cuando la presidenta ya no está presente, y necesitan de mayoría para salir adelante. Pero los populares no quieren siquiera fijar posición sobre el asunto. Tampoco en comisión.

    “Es un ciudadano particular que no tiene absolutamente ninguna relación con la Comunidad de Madrid”, justificó el portavoz del PP en la Asamblea, Carlos Díaz-Pache, mientras su partido se afana por evitar que tal afirmación se pueda contrastar en la misma cámara. Y ni hablar de llamar a los directivos de Quirón. La Asamblea “no está para eso”, despachó. La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, estalló: “No es que estén privatizando la sanidad pública, es que están privatizando la democracia desde el momento en que impiden cualquier tipo de debate en la Asamblea. Es indecente”.

    El comportamiento atrabiliario del jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, tampoco será analizado en el Legislativo madrileño. Descartada su dimisión por amenazar periodistas y esparcir bulos sobre su ejercicio profesional, PP y PSOE pretendían al menos que explicase lo sucedido. No será posible porque es un alto cargo “de asesoramiento”, pero no “ejecutivo”, objeta el PP.

    El PP recuperó en las elecciones del año pasado una mayoría absoluta de la que no gozaba desde 2015. Si en 2021 logró enterrar a Ciudadanos, en 2023 se desembarazó de Vox, que había tumbado sus presupuestos para el ejercicio. Desde entonces, ha maniobrado para neutralizar el Consejo de Transparencia y la Cámara de Cuentas, cuyos miembros se elegían por mayoría reforzada para garantizar su independencia. Ahora, tras un cambio legal exprés y sin apenas debate, es suficiente la mayoría absoluta.

    El rodillo ha soliviantado hasta a Vox; su diputada Ana Cuartero dimitió en febrero como presidenta de la Comisión de Vigilancia de las Contrataciones, tras quejarse de que el presidente de la Cámara, el popular Enrique Ossorio, inadmitía sistemáticamente todas las iniciativas de los grupos. Ha sido uno de los pocos movimientos del partido ultra que ha contado con la comprensión de los dos grupos de la izquierda, unidos los tres, por una vez, contra el cerrojo del PP.

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    En elDiario.es somos conscientes de que publicar noticias como esta no es fácil, que puede haber consecuencias. Al menos ya sabemos a qué nos enfrentamos esta vez. Nos lo han dejado claro y por escrito: “Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”. Las amenazas de Miguel Ángel Rodríguez, la mano derecha de la presidenta de Madrid, no son solo un calentón. No es siquiera la primera vez que recurre a presiones así para evitar que se publique una información.

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  3. El PSOE pide que Ayuso dimita por "asignar" desde Madrid "400 millones a Quirón, el mejor cliente de su pareja"

    El PSOE ha reiterado este jueves su petición de dimisión para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por la imputación de su pareja. Alberto González Amador está citado a declarar el próximo 20 de mayo como investigado por delitos fiscales y falsedad documental al haber presentado facturas falsas y utilizar empresas pantalla para evitar pagar a Hacienda lo que le correspondía tras enriquecerse durante lo peor de la pandemia como comisionista de la venta de mascarillas.

    "La señora Ayuso tiene que dimitir, entre otras cosas porque estaba sentada en el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, que asignó 400 millones de euros a la Clínica Quirón, casualmente los mejores clientes de su pareja", ha asegurado Peña en una declaración enviada por los socialistas.

    González Amador es un empresario con una compañía que facturó varios millones de euros gracias a comisiones durante la pandemia y que ideó una trama de facturas falsas para defraudar a Hacienda con la ayuda de un testaferro mexicano. Como consultor y auditor en asuntos de prevención laboral y certificación de calidad sanitaria, su principal cliente es el Grupo Quirón, la filial española de una multinacional sanitaria, propietaria de decenas de hospitales privados y al frente de otros tantos públicos, cuya gestión le ha sido transferida.

    Esos acuerdos le llevaron a facturar cientos de millones de euros a la administración madrileña, con quien también ha solido firmar acuerdos para la reducción de listas de espera asumiendo operaciones de la sanidad pública.

    "Feijóo pronostica un apocalipsis económico que nunca llega. En cambio, obvia la charca de corrupción en la que nada la señora Ayuso y no se atreve a pedir la dimisión por miedo al juicio final", ha lamentado Peña, que ha insistido en que Ayuso "tiene que dimitir también porque no da explicaciones sobre cómo se ha pagado la vivienda donde vive [en alusión al piso de lujo adquirido por su pareja tras su estafa a la Agencia Tributaria] o si disfruta de otros lujos fruto del fraude fiscal".

    "El tiempo de la señora Ayuso se acaba", ha remachado la portavoz socialista, que también ha pedido el cese del jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Miguel Ángel Rodríguez, por las amenazas lanzadas a, entre otros, elDiario.es, por haber publicado las informaciones sobre González Amador.

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  4. Defensa reconoce a una guardia civil acosada que sus secuelas se deben al "acto de servicio" y le da la baja definitiva

    El Ministerio de Defensa ha accedido a la petición de baja definitiva de la Guardia Civil de una agente de Vitoria que fue acosada por su jefe directo durante más de un año y que no fue ayudada por sus superiores cuando les relató la situación que estaba sufriendo en su puesto de trabajo. El departamento que dirige Margarita Robles le otorga la “incapacidad permanente” por pérdida de las condiciones psicofísicas en acto de servicio como consecuencia del acoso laboral que sufrió, según la resolución a la que ha tenido acceso elDiario.es. En consecuencia, la agente accederá a la pensión máxima, de unos 3.000 euros al mes. El acosador fue condenado en firme a un año de cárcel y el Estado, a hacerse cargo de la indemnización de la víctima. 

    La resolución revierte la doctrina tanto de la Administración como de los tribunales que, por regla general, no califican como ocurridas en acto de servicio las situaciones de acoso —laboral o sexual— que tienen lugar en el ámbito laboral, según recoge el informe. La consideración habitual es que el servicio no es el "productor" o "autorizante" del acoso y que éste es imputable a título individual a su autor, no a la institución. 

    De hecho, esta es la posición que mantuvo en el expediente el director general de la Guardia Civil, que se mostró favorable a la declaración de incapacidad permanente pero "en acto de no servicio". Sin embargo, la asesoría jurídica del Ministerio de Defensa sí ve en este caso una relación de "causalidad directa" entre el trastorno de estrés postraumático que sufre la víctima y las vicisitudes del servicio prestado en el instituto armado. 

    La resolución constata que la situación de acoso fue "prolongada en el tiempo, persistente, desarrollada siempre en el ámbito de la Guardia Civil y en horario laboral". Y apunta que fue la conducta del teniente —que era su jefe directo— el "desencadenante" de su estado físico y psicológico actual. La víctima no tenía "rasgos predisposicionales" que la hicieran "especialmente psicovulnerable" y sólo empezó a sufrir síntomas tras el "trato denigrante" de su jefe directo, afirma. En el procedimiento judicial los médicos certificaron que padecía un trastorno de ansiedad y una depresión irreversibles e incapacitantes para volver a ejercer como agente de la Guardia Civil.

    Además, la resolución de Defensa recuerda que los tribunales acreditaron que el superior de la víctima —un guardia civil con rango de capitán— era "conocedor" de la situación. La agente le contó lo sucedido y pidió un cambio de ubicación, pero este se negó, según recogen las sentencias del caso. La razón que alegó fue que en su puesto se necesitaba gente con mucha experiencia y que en ese momento no tenían ningún sustituto. Sí accedió a prohibir al teniente salir con ella en inspecciones y le exigió que dejara de contactar con ella aunque especificando que, fuera del trabajo, no tenía nada que decirle.

    La situación de acoso se produjo en 2016, cuando ambos estaban destinados en la Intervención de Armas y Explosivos de Vitoria. Un año antes habían mantenido una breve relación a lo largo de unos pocos meses. Pero fue cuando coincidieron en ese emplazamiento cuando empezó lo que los jueces definieron de forma unánime como una "actitud de control permanente sobre su vida personal y profesional" a través de mensajes, llamadas y reuniones injustificadas en el despacho del teniente. Todo a pesar de que ella imploraba que le dejase en paz y de que lo bloqueó en el teléfono móvil. 

    El acoso se fue recrudeciendo y de nada sirvió acudir a sus superiores. De hecho, la actuación del capitán fue duramente criticada por los tribunales que examinaron el caso y se tradujo en la condena del Estado como responsable civil subsidiario. "La víctima se vio huérfana de amparo por parte de su superior, el Jefe de la Intervención de Armas y Explosivo", dijo el Tribunal Militar, que determinó que la situación de acoso empeoró y nadie hizo nada hasta que la guardia civil cogió una baja por depresión y ansiedad. Los médicos que examinaron a la víctima afirmaron en sus informes que esta falta de apoyo cronificó la situación. 

    El teniente hizo caso omiso a las órdenes del capitán y siguió acosando por teléfono y en persona a la agente. Incluso aprovechó días en los que se quedaba al mando de la Intervención de Armas para salir con ella en las inspecciones que hacían en armerías y cartucherías y continuar con el acoso para que ella retomase la relación con él. La investigación por acoso no se inició hasta que los partes médicos de la agente llegaron a sus superiores. 

    Las sentencias del caso muestran, además, cómo el teniente intentó quitar hierro a su actuación y cómo los superiores de la víctima no tomaron ninguna medida efectiva para acabar con el acoso que estaba padeciendo la agente. De hecho, el condenado reconoció episodios de acoso pero llegó a afirmar que "era de broma" o que "igual era un poco pesado" con algunas formas de abordar constantemente a la víctima. 

    Las pruebas y testimonios descartaron por completo la versión del acosador. Un teniente coronel, por ejemplo, llegó a afirmar en el juicio que cuando conoció el caso entendió que era una situación similar a la violencia de género". Varios compañeros de la comandancia relataron episodios de acoso y una agente relató cómo acompañaba al coche a la víctima al salir del trabajo para evitar que se encontrara a solas con el acosador.

    Ahora, ocho años después y tras un largo procedimiento judicial, el Ministerio de Defensa ha concedido a la agente la pensión máxima al establecer una vinculación entre al acoso que sufrió y su trabajo como guardia civil. 

  5. Cruce de palabras en el cerebro: por qué tanta gente confunde ‘semáforo’ y ‘ascensor’

    Manuel va en el asiento de copiloto cuando, de pronto, avisa al conductor: “Te acabas de saltar un ascensor en rojo”. Basta una milésima de segundo para darse cuenta de que ha vuelto a confundirse al decir la palabra “semáforo”, como cuando va caminado por la calle con su hijo y le dice que mire el ascensor antes de cruzar. No le daba la menor importancia, hasta que hace poco se lo comentó a su agente literaria y esta le confesó que le pasaba los mismo. Manuel buscó en Google y se encontró con que existe una página en Facebook con el título “Yo confundo la palabra ASCENSOR con la palabra SEMÁFORO” en la que decenas de usuarios aseguran tener el mismo cruce de términos. 

    Una búsqueda rápida en redes confirma la sospecha de que no es un fenómeno aislado: hay cientos de testimonios similares, de personas que confunden esas mismas dos palabras. La mayoría son mensajes solitarios sin respuesta: alguien pregunta si es el único que confunde ambas palabras y nadie le responde. Pero, si se toman en conjunto, ninguno de ellos está solo. ¿Qué extraña relación se establece entre los semáforos y los ascensores para que el fenómeno esté tan extendido? ¿Debería preocuparse Manuel?

    “Yo tengo una teoría”, especula un usuario del grupo de Facebook, abierto en 2009. “Durante toda mi niñez en el edificio donde vivía había dos ascensores que en cada puerta tenían dos foquitos que indicaban si se podía abrir o no. Tal vez los colores de luces del semáforo me recuerdan a estos ascensores”. “Acabo de escribir: luz del semáforo y después de enviar tuve que volver a abrir el chat para validar que no había escrito ascensor”, cuenta otro. 

    Como ‘edredón’ y ‘albornoz’

    María del Carmen Horno Chéliz, experta en psicolingüística y autora del libro Un cerebro lleno de palabras, asegura que es un fenómeno bastante frecuente que tiene que ver con la naturaleza de nuestra memoria y con cómo accedemos al lexicón, nuestro repertorio particular de palabras, que se activan a través de una red neuronal y no están almacenadas en un sitio físico, como a veces creemos. “Estas redes están distribuidas por todo el cerebro y se organizan en virtud de todo tipo de criterios”, explica. “No solo por la relación entre el significado y el significante, sino por variables emocionales o experienciales”.

    “Las palabras se relacionan por categorías, como en una biblioteca”, afirma la psicóloga María Navarro Pascual. “Aprendemos categorizando cosas, juntando conceptos por analogías o similitudes de cualquier tipo, porque, si no, no podríamos pensar”. “Ante un determinado concepto, hay palabras que se activan simultáneamente, como una red de lucecitas en el cerebro, y se activan a la vez las que tienen atributos parecidos dentro de una categoría semántica”, añade Cristina Arias, logopeda. Si siempre se te activan esas dos etiquetas ante un mismo concepto, ese error se refuerza y la memoria implícita hace que siempre se activen en paralelo.

    En el caso que nos atañe, la vinculación no es estrictamente semántica, porque “semáforo” y “ascensor” no están relacionadas por su significado ni tampoco se parecen fonéticamente, explica Horno Chéliz. Esto es distinto de lo que pasa con otras parejas que suelen ser objeto de intercambio y cuya relación es más obvia, como albornoz-edredón, guantera-bolsillo o alfombra-cortina. “Las dos palabras tienen en común que en ambos casos hay que darle a un botón, se encienden luces y esperamos para avanzar, además de que son aparatos eléctricos”, comenta Cristina Arias. “Puede que se activen por eso, por la experiencia del individuo”.

    En casos como los de “edredón” y “albornoz”, indican las expertas, lo que sucede es que en algunas personas se pueden activar a la vez dos etiquetas léxicas con la misma intensidad, ya que comparten rasgos o atributos semánticos relevantes similares de una misma red. Por ejemplo, ambos objetos son cálidos, sirven para cubrirse el cuerpo o los usamos en casa. “Además, edredón y albornoz comparten frecuencia de uso y cierto parecido fonológico”, indica Arias. “Si en un mismo individuo estas dos etiquetas léxicas siempre se activan a la vez, ocurre un fenómeno de priming, o memoria implícita, que hace que se potencie esta confusión o lapsus linguae, reforzándose y apareciendo de nuevo activada ante la presencia de uno de los dos objetos".  

    El neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga, conocido por el descubrimiento de neuronas individuales que se activan de forma recurrente ante un concepto concreto (como al mencionar a la actriz Jennifer Aniston), cree que la explicación es sencilla. “Por algún motivo u otro hiciste una asociación y la fuiste consolidando”, asegura. “Ambos objetos tienen una señal luminosa y tienen una luz que te indica que tienes que esperar, quizá estableces una asociación inconsciente en tu cerebro y de ahí te viene la confusión”. El especialista recalca que nuestro cerebro establece asociaciones todo el tiempo. “Es la base de nuestra inteligencia, sin eso nunca darías con una idea novedosa”. 

    ¿Se activan las mismas conexiones neuronales cuando se piensa en estas palabras cruzadas? “Eso es lo que vimos en nuestros experimentos”, recuerda Quian Quiroga. “Tengo una neurona que me responde a Jennifer Aniston y establezco una relación de algo con ella, como por ejemplo la torre de Pisa”. A partir de ahí, la misma neurona empieza a responder cuando piensas en la torre de Pisa, sin que intervenga nada relacionado con la actriz estadounidense. “Como estableció una asociación, la neurona empieza a responder al concepto asociado”, asegura. “Así que, si confundes semáforo y ascensor probablemente tengas neuronas compartidas para ambos conceptos y una activación neuronal sobrepuesta. Si estuvieran totalmente separadas no tendrías confusión”.

    Cuando este intercambio de palabras está asociado a un daño cerebral, se trata de un problema patológico que los médicos llaman “parafasia”. Esta puede ser de varios tipos: si el paciente dice “jarrón” por “libro”, dos palabras sin relación, se trata de una parafasia lexical. Si se parecen, como “mesa” y “meta”, es una parafasia fonética, y si sustituye una palabra por otra de la misma categoría semántica, como “gato” por “perro”, el fenómeno es de tipo semántico. “Esto es en el contexto hospitalario, pero en la población normal probablemente solo se trata de un error semántico o un lapsus, no habría por qué preocuparse”, señala Cristina Arias. 

    Como logopeda de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, Cristina Arias está acostumbrada a ver casos en los que los pacientes intercambian palabras como consecuencia de un daño físico en sus conexiones neuronales. “Recuerdo un paciente anómico al que le poníamos una imagen de un árbol y él te decía “frustración”, una casa y te decía “ansiedad”; todas las palabras estaban relacionadas con cómo se sentía”, relata. Y otro caso en el que la persona se quedó en su bucle fonológico y lo único que le salía era la palabra “paraguas”. “Y con eso construía su discurso: paraguas, paraguas, paraguas”.

    Para los especialistas, estos casos no patológicos de parafasia, como el de ascensor y semáforo, son muy interesantes porque nos permiten atisbar por un momento cómo se organiza la mente. “Es como si nos permitieran ver la red semántica, las palabras que están distribuidas por todo el cerebro”, dice Arias. “Estas palabras más relacionadas con acción están más localizadas en la corteza frontal, mientras que otras están cerca de redes asociadas al oído, el tacto o la vista”. Para María Navarro, estos cruzamientos de términos tienen mucho que ver con esa sensación de tener algo en la punta de la lengua. “Ahí es cuando nos damos cuenta de cómo podemos recuperar una palabra y la cantidad de elementos que nos sirven para acceder a ella”, asegura.

    Aunque las representaciones semánticas de las palabras se distribuyen a lo largo de toda la corteza cerebral, la localización de las áreas de activación dependerá de las características sensoriales o perceptivas dominantes del objeto, como si es más visual, táctil o auditivo, o si se trata de una acción. Esas áreas tienen que ver con nuestra vinculación con las palabras. “Conozco un caso de una paciente con anomia que no es capaz de nombrar unas tijeras hasta que no se las ponen en la mano”, cuenta Horno Chéliz. Por otro lado, la velocidad y eficacia con la que accedemos a las palabras tiene que ver con nuestro nivel de atención y alerta. En los días en los que estamos más cansados, o nerviosos, será más fácil confundirnos. También si hablamos demasiado rápido, como le pasa a Manuel. 

    “Me ha consolado saber que hay más gente a la que le pasa lo mismo”, reconoce el periodista y escritor Manuel Jabois, que es el protagonista del inicio de esta historia. “Creo que en mi caso influye que hablo muy rápido, en mi cerebro proceso semáforo, pero cuando llega a la boca llega como ascensor. A veces solo empiezo a decir la palabra y corrijo cuando estoy a medias”, confiesa. “Pensaba que empezaba a funcionar mal mi cabeza, pero parece que es compartido”. Lo mismo le sucede a Lucía Vargas, la creadora de la página de Facebook sobre el tema. “La abrí por pura curiosidad, para saber si efectivamente había más personas a las que le podía pasar lo mismo”, explica a elDiario.es. Esta argentina de 36 años lanzó la cuestión en redes casi como una broma y ahora, más de una década y media después, constata que el club del semáforo y el ascensor tiene miembros por todo el mundo. “Pensé que íbamos a ser dos o tres personas —admite— pero, para mi sorpresa, somos muchos más”.