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La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda.

Voltaire [François-Marie Arouet] (1694-1778) Escritor, historiador y filósofo de la Ilustración francesa

Terrazas del Rodeo

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  1. La guerra comercial de Trump pilla a la UE con miles de millones comprometidos para la industria y la defensa

    Bruselas calcula que los aranceles pasarán más factura a EEUU, pero aún así cifra en unos 34.000 millones el daño de los vaivenes de Trump en el PIB europeo en un momento en el que situaba en 1,6 billones las necesidades para poner a punto la industria y el sector militar

    Bruselas calcula que los aranceles de Trump pueden bajar un 3,3% el PIB de EEUU frente al impacto del 0,6% en la UE

    La guerra comercial de Donald Trump ha pillado a la Unión Europea en un momento fiscal delicado tras la pandemia y cuando empezaba a recuperarse de las secuelas que dejó la invasión rusa de Ucrania. Ambas crisis engrosaron las cifras de déficit y deuda del club comunitario, que ha retomado este año las reglas de la disciplina fiscal. Y los 27 se habían centrado en impulsar planes milmillonarios para reforzar la competitividad de la industria, que se está quedando atrás frente a potencias como EEUU y China, y el sector de la defensa.

    Con esos planes sobre la mesa, ya de por sí complicados para la UE, los aranceles de Trump han supuesto un golpe para la estabilidad mundial y, con él, para la economía. Aunque la Comisión Europea calcula que el daño de la guerra comercial será mayor para EEUU –y lo usa como un argumento para tratar de convencer a la Casa Blanca de que dé marcha atrás–, las finanzas comunitarias también se verán damnificadas.

    El comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, situó la horquilla baja del impacto en el 0,2% del PIB europeo, es decir, unos 34.000 millones de euros. Ahora bien, si los aranceles se hacen permanentes, la cifra puede ascender al 0,5% o 0,6% del PIB comunitario. En el caso de EEUU, las cifras se multiplicarían al 3,1-3,3%.

    A los datos macroeconómicos, se suma el daño financiero que ya han reflejado los mercados bursátiles. Un informe de BestBrokers recoge unas pérdidas de 10,3 billones de euros de las 10.000 grandes compañías mundiales entre el 17 de marzo y el 8 de abril. Estados Unidos fue el país más afectado, con una pérdida de 5,36 billones de dólares, seguido de China (923.600 millones), Japón (434.000 millones), Alemania (289.000 millones), Taiwán (267.700 millones) y Francia (283.000 millones).

    800.000 millones para la competitividad

    Ese terremoto económico llega en un momento en el que la UE estaba buscando fórmulas para reforzar su competitividad. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó a principios de año su plan para competir con EEUU o China basado en la simplificación de los trámites administrativos con la reducción de las exigencias a las empresas y la introducción del 'Europe first' en la contratación pública, pero sin entrar en el melón de la financiación.

    Sin embargo, el informe elaborado por el exprimer ministro y expresidente del BCE Mario Draghi, que se ha convertido en una especie de 'biblia' para Von der Leyen, cifraba en 800.000 millones de euros las necesidades de inversión para que la UE salga de lo que el italiano denomina su “lenta agonía”. “La UE puede satisfacer estas necesidades de inversión sin sobrecargar los recursos de la economía europea, pero el sector privado necesitará apoyo público para financiar el plan”, recogía el documento.

    Sin embargo, los 27 se topan con la división cuando se baja a la letra pequeña de dónde sacar el dinero. Bruselas ha ido dando pasos para iniciativas concretas, como el impulso a la Inteligencia Artificialcon un importe de 50.000 millones de euros que se suman a los 150.000 millones que había comprometido la industria. Pero la verdadera batalla llegará en el momento de negociar el Marco Financiero Plurianual para el periodo 2028-2034. Aunque parece un horizonte lejano, las capitales empiezan a fijar posiciones a las puertas de que la Comisión Europea presente un primer esbozo para ese presupuesto en el que se da por hecho un incremento de las partidas destinadas al gasto en defensa y en el que se teme un cambio radical de los fondos de cohesión.

    Pedro Sánchez movió ficha hace unas semanas y presentó un non-paper–documento informal en la jerga comunitaria– para indicar las prioridades de España y reabrió el debate de la emisión de deuda conjunta para financiar la competitividad a través de un sistema similar al de los Fondos Next Generation de la pandemia como “medio más eficaz para recaudar recursos suficientes, garantizando la responsabilidad fiscal”. Pero ese planteamiento se topa con el 'no' de Alemania y los 'frugales'.

    Rearme ante la desconexión de EEUU

    Además de los 800.000 millones necesarios para la competitividad, la Comisión Europea ha cifrado en esa idéntica cantidad las necesidades en materia de defensa. Von der Leyen puso sobre la mesa un 'plan de rearme'con el que básicamente da facilidades a los estados miembros para que la UE dispare el gasto militar. Por un lado, Bruselas pretende dar flexibilidad de manera que el incremento de 1,5% del PIB en defensa no compute a la hora de fiscalizar el déficit y la deuda de acuerdo a las reglas fiscales. Eso permitiría gastar 650.000 millones, según los cálculos del gobierno comunitario, que se sumarían al instrumento SAFE por un valor de 150.000 millones con el que se prestaría dinero a los estados miembros para compras conjuntas de armamento.

    También España ha propuesto en ese caso que haya dinero europeo a fondo perdido para la financiación de los grandes proyectos de defensa. Así se lo trasladó el pasado sábado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a sus homólogos en una reunión informal en Varsovia monográfica sobre ese asunto. Las contribuciones las harían en principio los países participantes y se complementarían con otras fuentes de financiación comunitarias, como emisiones de deuda común europea, ya sea de programas previstos o de otros nuevos, permitiendo dar subvenciones y préstamos para financiar proyectos europeos a gran escala.

    ¿Dinero congelado ruso para rearme de la UE?

    Según la Agencia EFE, la propuesta también prevé que pueda contribuir el Mecanismo Europeo de Estabilidad –el fondo de rescate de la eurozona que tiene 400.000 millones en capacidad de préstamo– o que se utilicen los activos rusos inmovilizados en la UE por las sanciones a Rusia, cuyo valor asciende a unos 200.000 millones de euros y de los que actualmente solo se están usando los ingresos extraordinarios que generan para ayudar a Ucrania. No obstante, en Bruselas albergan dudas de que ese dinero pueda destinarse a ese tipo de fines.

    Aunque hasta ahora la Comisión Europea había dicho que había suficiente con lo que había puesto sobre la mesa, el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, se abrió a estudiar esa propuesta que, dijo, “encaja bien en la discusión”. No obstante, los países del norte recelan de todo lo que tenga que ver con el endeudamiento conjunto.

    Aunque el mantra de aumentar el gasto militar viene de antes, los esfuerzos de la UE se han intensificado en los últimos meses coincidiendo con la vuelta de Trump a la Casa Blanca. A través del secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, EEUU amenazó con desconectarse de la seguridad del Viejo Continente, que la ha externalizado en Washington desde hace décadas. Y ahí ya saltaron todas las alarmas en Bruselas, que apremió a los estados miembros a priorizar la defensa con el objetivo de ser autosuficientes en 2030.

    El propio Trump había presionado a los aliados europeos de la OTAN a elevar el gasto militar apuntando al 5% del PIB frente al objetivo del 2% que está vigente. Y les aprieta para disparar las multimillonarias partidas en defensa al mismo tiempo que mantiene el desafío comercial con sus elevadas consecuencias económicas.

    Bruselas recomienda precaución fiscal

    Bruselas, de hecho, ha pedido a los 27 precaución fiscal a la hora de responder a la guerra comercial. “Nuestra primera valoración es que debemos ser algo cautos en nuestra respuesta fiscal. Hemos padecido la pandemia, una crisis energética vinculada a la agresión rusa en Ucrania, nos enfrentamos a graves problemas de seguridad y ya tenemos un déficit y un nivel de deuda elevados. Por lo tanto, tenemos que tener en cuenta también estas consideraciones de sostenibilidad fiscal”, respondió el viernes Dombrovskis sobre los planes de ayudas que han anunciado Sánchez, por un importe de 14.000 millones, o Portugal, por 10.000 millones de euros.

    “Al mismo tiempo, por supuesto, también tenemos que seguir la evolución de sectores específicos y ser capaces de intervenir en caso necesario. Y hay que decir que sectores específicos como el acero y el aluminio, los automóviles, los microchips, etc. ocupan ya un lugar destacado en la agenda de la Unión Europea y de la Comisión Europea”, agregó el comisario.

    El sector siderúrgico fue el primero que recibió el golpe de Trump con un arancel del 25% y le siguieron los coches con una tasa con ese mismo porcentaje. Después llegó el 'arancel recíproco' del 20% a la inmensa mayoría de las importaciones procedentes de la UE. Y, justo cuando la UE aprobó su primer paquete de respuesta, el presidente de EEUU decidió dar una tregua parcial de 90 días. Aunque se mantiene el castigo al acero y el aluminio, los vehículos y una tasa del 10%, la UE decidió paralizar sus contramedidas para dar una oportunidad a la negociación.

    Las conversaciones se han retomado este lunes en Washington, a donde se ha desplazado el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, con la intención de “aprovechar” esos tres meses. Tras el encuentro ha reiterado que la UE “lista para un acuerdo justo que incluya la reciprocidad” de los “aranceles cero por cero” para los bienes industriales y “trabajar sobre las barreras no arancelarias”. “Lograr esto requerirá un notable esfuerzo conjunto de las dos partes”, reconoce el eslovaco.

    No obstante, la UE advierte de que responderá al desafío de Trump si las negociaciones finalmente fracasan. Von der Leyen amenazó con un impuesto a las 'Big Tech' en ese caso y reiteró que “todas las opciones están sobre la mesa”, incluyendo así el instrumento anti-coerción con el que los 27 se dotaron de un amplio abanico de medidas para adoptar en caso de chantaje comercial, como la restricción de importaciones y exportaciones o la limitación en las licitaciones públicas. Alemania, sin embargo, se ha posicionado en contra del gravamen a las tecnológicas bajo la premisa de que la UE no es autosuficiente en ese sector.

    A esas “dos vías” –negociación y preparación de la respuesta por si no hay un resultado satisfactorio–, se suma la tercera pata de la estrategia de la UE: diversificación. Y es que la UE está inmersa en la búsqueda o refuerzo de las alianzas comerciales con terceros países, como India, Mercosur, Canadá, e incluso China, con la que se trabaja en una cumbre de alto nivel para la segunda quincena de julio. “Nos centraremos como un rayo láser en el 87% del comercio mundial que va más allá de EEUU, lo que supone enormes oportunidades”, dijo Von der Leyen la semana pasada.

  2. Trump da aire a Silicon Valley con la rebaja de los aranceles tecnológicos pero insiste en el iPhone 039;made in USA039;

    El republicano libera a los productos electrónicos del arancel del 125% con China y aplaza unas semanas la entrada en virgor del gravamen alternativo

    Quiénes son los multimillonarios amigos de Trump que más dinero han perdido por su guerra comercial

    El duelo entre EEUU y China que llevó los aranceles entre ambas potencias a un recíproco 125% ha creado una trinchera comercial sin precedentes. Una batalla a la que los economistas de todo el mundo han asistido con preocupación, pero que llegó a ser mortal de necesidad para la industria tecnológica estadounidense. Cada punto porcentual que Donald Trump elevaba los gravámenes era un recorte directo al margen de beneficio de las grandes tecnológicas que lo apoyaron en su campaña, o bien al bolsillo de los ciudadanos. Sin embargo, la ansiedad no ha durado demasiado en Silicon Valley.

    Trump les ha quitado la soga del cuello eximiendo a los dispositivos electrónicos del pago del arancel recíproco con China. Un alivio para uno de los mayores poderes económicos del país que llega tras un fin de semana de caos, pero que llega con un nuevo recordatorio por parte del republicano de que su objetivo es repatriar las cadenas de producción a EEUU. Incluida la tecnológica, por muy caro y dificultoso que resulte. El plan del iPhone 'made in USA' sigue adelante. “Nadie se librará de la responsabilidad”, ha dicho Trump en su red social.

    Del 125% al 20%, con unas semanas de tregua

    Todo comenzó el viernes, cuando un aviso de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos sugirió que los dispositivos electrónicos se beneficiarían de la misma exención que Trump concedió a los chips. Esto implicaba que la importación de ordenadores, móviles, tabletas, relojes inteligentes, routers, chips de memoria, circuitos integrados, LEDs y otros productos electrónicos no tendrían que abonar el arancel del 125% que actualmente pesa sobre China, como tampoco el 10% que recae sobre todas las importaciones estadounidenses.

    Esta posibilidad hizo disparar el optimismo en los inversores y analistas tras dos semanas caóticas. El iPhone volvía bajo ese supuesto a su precio previo a la guerra comercial. El dispositivo de Apple se ha convertido en un indicador del impacto de los aranceles en la industria tecnológica, por la gran dependencia de China que tiene la marca, pero también porque más del 60% de los estadounidenses es usuario de iPhone, según la consultora DemandSage; y el 90% de ellos solo los reemplaza por otros dispositivos de Apple, según Oxford Economics. Más 155 millones de ciudadanos de EEUU tienen uno: con el arancel a China del 125% activo, el precio de los más modernos se iría por encima de los 3.000 dólares.

    Necesitamos fabricar productos en los Estados Unidos y no ser rehenes de otros países

    Donald Trump

    Pero esa esperanza se desvaneció rápidamente. Trump aclaró el domingo que no se había anunciado ninguna “excepción” arancelaria para la electrónica. “Estos productos están sujetos a los aranceles vigentes del 20% para el fentanilo, y simplemente se están trasladando a otra categoría arancelaria”, dijo en Truth Social: “Lo que se ha expuesto es que necesitamos fabricar productos en los Estados Unidos, y que no seremos rehenes de otros países, especialmente de naciones comerciales hostiles como China, que hará todo lo que esté en su mano para faltar al respeto al pueblo estadounidense”.

    El secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, abundaba más tarde en una entrevista con la cadena de televisión ABC que la decisión del viernes es “solo temporal”. Lo que la Casa Blanca está haciendo, explicó, es hacer que estos productos electrónicos queden exentos de los aranceles “recíprocos” (el del 125% de China), pero que estarán “incluidos en los aranceles de semiconductores que llegarán en probablemente uno o dos meses”. Puede que del 20%, según avanzó Trump.

    China, por su parte, ha observado toda la jugada de su adversario desde el otro lado del ring. “Esto representa un pequeño paso por parte de Estados Unidos para corregir su enfoque unilateral erróneo”, afirmó en un comunicado emitido por su Ministerio de Consumo.

    “Y para mis donantes especiales, una exención especial”

    Pese a la rectificación de la Casa Blanca y el aviso de que los dispositivos electrónicos no estarán finalmente exentos de aranceles, los mercados han recibido la cadena de acontecimientos del fin de semana con optimismo. Las acciones de todas las grandes tecnológicas estadounidenses han repuntado, así como las de sus contrapartes asiáticas y las de los proveedores de Apple, que se habían hundido desde que Trump declaró la guerra arancelaria. Los accionistas de la propia Apple, la más afectada a nivel bursátil por la guerra arancelaria (llegó a dejarse unos 700.000 millones de dólares), ven pasar lo peor de la crisis.

    “Empresas como Apple, Nvidia, Microsoft y la industria tecnológica en general pueden respirar aliviadas este fin de semana”, ha afirmado la firma de análisis Wedbush Securities, que el sábado ya había calificado como “la mejor noticia posible para los inversores tecnológicos” la exención arancelaria que Trump terminó desmintiendo el domingo.

    La liberación para la electrónica del arancel recíproco con China ha provocado las primeras críticas sobre el doble rasero de Trump para con una industria que fue clave en su campaña y toma de posesión. “Los inversores no invertirán en Estados Unidos cuando Donald Trump esté jugando a la ‘luz roja, luz verde’ con los aranceles y diciendo: Ah, y para mis donantes especiales, una exención especial”, ha afeado la senadora Elisabeth Warren en un debate en la CNN. Warren, conocida por su posición beligerante con Silicon Valley, afirma que la rebaja que ha obtenido el sector tecnológico es una muestra del “caos y corrupción” en la gestión de los aranceles.

    Apple y el resto de grandes tecnológicas siguen guardando silencio ante las novedades de la guerra arancelaria. Sus patronales también están siendo cautelosas a la hora de posicionarse sobre cada novedad, aunque la Asociación de Consumidores de Tecnología, la referencia de clase en EEUU, aplaudió la decisión de Trump de pausar los aranceles durante 90 días. “Si bien es una excelente noticia, nuestros miembros nos informan directamente que los aranceles universales adicionales del 10% y la continua incertidumbre ya están perjudicando a las pequeñas empresas estadounidenses. La CTA insta al presidente Trump a centrar sus esfuerzos en lo que mejor sabe hacer: negociar”, dijo su presidente.

    Llevar la producción a EEUU

    Este mismo lunes, Nvidia ha anunciado que ya ha comenzado la producción de sus chips especializados para la inteligencia artificial en su nueva factoría de Arizona. La multinacional que está liderando la producción de equipos especialmente diseñados para desarrollar esta tecnología también tiene en marcha la construcción de otra planta en Texas. “Se espera que la producción en masa en ambas plantas aumente en los próximos 12 a 15 meses”, ha adelantado la compañía en un comunicado.

    Nvidia comenzó esta apuesta por llevar parte de su producción a EEUU aprovechando las enormes ayudas ofrecidas por el Gobierno de Joe Biden como respuesta a las roturas de stock durante la crisis del coronavirus. Tras años de trabajos y unos 500.000 millones de dólares de inversión, las cadenas de producción se han puesto en marcha, aunque todavía deberá pasar al menos un año para que puedan ser un factor a tener en cuenta para satisfacer el mercado interno, como la propia marca reconoce: “La cadena de suministro de chips de IA y supercomputadoras es compleja y exige las tecnologías más avanzadas de fabricación, empaquetado, ensamblaje y prueba”. 

    Apple anunció en febrero su propio plan de inversión de medio billón de dólares para relocalizar su producción a EEUU, pero ahora deberá recorrer el mismo camino que ha emprendido Nvidia. Aunque no llega a las cotas de los chips para la IA, la fabricación de teléfonos inteligentes o tabletas de última generación se basa en una cadena de suministro global muy compleja, donde los materiales provienen de diversos países y los componentes se fabrican en diferentes lugares antes de ser ensamblados mayoritariamente en China.

    Intentar replicar esta intrincada red de proveedores y la capacidad de producción a gran escala en Estados Unidos es inviable a corto plazo, razón por la que Apple había sido la tecnológica más castigada en Wall Street desde la declaración de la guerra comercial. Las semanas de tregua antes de la aplicación de aranceles que ha concedido Trump le ofrecen un alivio para seguir haciendo acopio de stock de iPhone y iPads en EEUU. Según la agencia Reuters, la compañía fletó al menos seis aviones de carga para llevar sus productos a EEUU antes de la entrada en vigor de los aranceles, permitiéndole introducir en el país aproximadamente 1,5 millones de dispositivos por la vía rápida.

  3. Trump exhibe su respaldo a Milei ante la inflación galopante en Argentina y el rescate urgente del FMI

    El primer desembolso de 12.000 millones de dólares llega en momentos en que la inflación de marzo se disparó al 3,7% y crece la incertidumbre ante una nueva devaluación, mientras Milei recibe el aval del secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent

    Alta participación en la tercera huelga general contra Milei: “Tiene que apagar la motosierra”

    Un nuevo experimento de apertura draconiana de la economía de la Argentina vuelve a caer en un rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI).  El primer desembolso de 12.000 millones de dólares llega en un momento en que la inflación de marzo se disparó al 3,7% y la canasta básica alimentaria subió un 6%. El gobierno de Javier Milei, que recibe el respaldo del secretario del Tesoro en persona, ha anunciado el fin de las restricciones cambiarias (cepo), lo que implica una probable devaluación del peso del 25% y la consecuente subida inflacionaria. 

    La contrapartida del acuerdo con el FMI por 20.000 millones de dólares es una devaluación no reconocida como tal por el gobierno ultraderechista, que pone en evidencia las deficiencias de un plan económico basado en la motosierra al gasto público. Apenas asumió, en diciembre de 2023, Milei aumentó el tipo de cambio respecto del dólar un 120%, lo que provocó una inflación del 25% y el hundimiento de los ingresos de la clase trabajadora. Luego, la inflación iría retrocediendo hasta ubicarse en un 2,7% en diciembre de 2024 y casi el 4% en marzo.  

    Alumno ejemplar

    “Pasamos de ser el peor alumno a ser el alumno ejemplar”, dijo Javier Milei sobre el acuerdo con el FMI y adelantó que “si hay más turbulencias externas, habrá más ajuste fiscal”. Es válido recordar que la nueva deuda se sumará a los 44.000 millones del anterior préstamo otorgado al expresidente conservador Mauricio Macri, cuyo ministro de Economía era el mismo que ahora, Luis Caputo. Y que Milei, en ese momento, fue un férreo crítico. Si en algo el país ha ganado experiencia es en acuerdos rimbombantes con el Fondo que terminan en ruinas para el conjunto de la sociedad.

    Según explicó Caputo, el acuerdo contempla un primer desembolso inmediato de 12.000 millones de dólares, 2.000 millones en junio y 1.000 más en el resto del año. A eso se le sumarían 2.500 millones adicionales por parte del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. 

    Levantar ´el cepo“ parcialmente

    La salida de los controles cambiarios (cepo) a las personas físicas y parcialmente a las empresas ha sido una exigencia del organismo crediticio internacional para liberar los fondos. Desde este lunes, se ha inaugurado un esquema de bandas de “flotación libre” del dólar (entre 1.000 y 1.400 pesos) dentro de las cuales el Banco Central no intervendrá vendiendo directamente reservas.

    Es decir, la cotización del dólar oficial se moverá en esas bandas, según informó el gobierno. Este lunes, las entidades privadas señalaron que la cotización osciló entre los 1.200 y 1.250 pesos, lo que representa un 10% de devaluación en el primer día. Pero es probable que se esté a las puertas de una depreciación de la moneda del 25%, advierten voces expertas, si el dólar sube hasta 1.400. 

    El vocero presidencial, Manuel Adorni, ha celebrado la última medida del gobierno con un comentario irónico en la red social X: “Nerviosismo total en el gobierno” posteó junto a una imagen de Milei y el equipo económico exhibiendo alegría.

    El enviado de Trump

    En este contexto, el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, ha visitado la Casa Rosada en un claro respaldo del presidente Donald Trump a la gestión de Milei. El economista y experto en comercio exterior Miguel Ponce señala a elDiario.es que la presencia del alto funcionario significa “un aval político en momentos en que existe una incertidumbre a nivel global. Es su primer viaje a Latinoamérica y en apoyo a las empresas de Amcham (Cámara de Comercio de los EE. UU. en Argentina) que están queriendo poder girar sus dividendos demorados y que el programa no se lo ha concedido. Se levanta el cepo para las utilidades que se generen a partir de ahora, es decir, desde enero de 2025. Entonces, es probable que pida excepciones para algunas de esas empresas. Seguramente, desde Argentina solicitarán algún tipo de trato especial con los aranceles, y sobre todo, después de que la Secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, dijera ‘vamos a poner a Estados Unidos primero, no a la carne desde la Argentina’. Por otro lado, en la última reunión de cancilleres del Mercosur se habría consensuado que cada país puede proponer 50 posiciones arancelarias a ser negociadas bilateralmente. Entonces, a lo mejor ya tienen elaborados 50 productos que quieren negociar con Estados Unidos”.

    En línea con el ataque frontal de Trump a China, es posible conjeturar que la administración republicana quiera mantener al gigante asiático lo más lejos posible de la pampa húmeda. Sin embargo, China es el segundo socio comercial de Argentina y el país tiene una deuda de 18.000 millones de dólares con Beijing. El gobierno de Milei ha renovado recientemente un swap (canje) por unos 5.000 millones de dólares.

    Como parte de la guerra comercial, Ponce recuerda lo que ha dicho el enviado especial de Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver Carone, la semana pasada: “Claver Carone dijo que Estados Unidos iba a apoyar a Argentina en el FMI si el país terminaba con la dependencia financiera que tiene de China, esto es, si cortaba el swap. Cortar el swap hubiera implicado, la semana pasada, que de los 24.000 millones de dólares que teníamos en reservas del Banco Central, 18.000 hubieran tenido que ser desembolsados para cancelar el canje. Se logró una solución de compromiso, que es, por un lado, renovar el swap por un año, y no por cuatro, y por el otro, el compromiso de cortar el swap dentro de un año.”

    Lo cierto es que públicamente el Secretario del Tesoro ha dicho que “Estados Unidos y Argentina han iniciado un diálogo formal para acordar condiciones recíprocas en el comercio bilateral” en un declaración conjunta con Milei.

    En tren de conjeturas en torno a la visita de Bessent, el politólogo Atilio Boron arriesga otro aspecto en una columna publicada en el diario Página/12: “Dado que nuestro país no tiene ni tendrá condiciones de pagar la deuda heredada por el préstamo del FMI a Macri en 2018 y mucho menos pagar la deuda que contrajo Milei, ¿por qué no pensar que Bessent viene a exigir, a cambio del salvataje argentino, la autorización para instalar bases militares de Estados Unidos en distintos puntos del país, muy especialmente en la Patagonia y en Tierra del Fuego, de forma tal de controlar el acceso a la Antártida y el paso bioceánico en caso de conflicto en la zona del Canal de Panamá sin tener que negociar nada con sus socios de la OTAN estacionados en la base inglesa construida en nuestras Islas Malvinas?”

    Bessent viajó a Ucrania en las últimas semanas con un particular interés en los recursos estratégicos de ese país y ahora también en Argentina, donde destaca el valor estratégico del litio. China busca avanzar también en el mismo sentido.

  4. La Administración Trump congela 2.200 millones a Harvard por no ceder a sus exigencias ideológicas para evitar recortes

    La Universidad de Harvard aseguró al Gobierno que no aceptará sus demandas, que "invaden libertades universitarias reconocidas desde hace mucho tiempo por el Tribunal Supremo"

    Las universidades son un blanco para Trump, y Europa tiene una forma eficaz de apoyarlas

    La Universidad de Harvard aseguró este lunes a la Administración Trump que no aceptará sus demandas para evitar el recorte de fondos, que “invaden libertades universitarias reconocidas desde hace mucho tiempo por el Tribunal Supremo”.

    El Gobierno ha decidido congelar 2.200 millones de dólares (unos 1.940 millones de euros) en fondos federales para la Universidad de Harvard después de que la institución rechazara la demanda de la Administración de que ponga a fin a sus programas de diversidad y vigile la orientación ideológica de sus estudiantes extranjeros y tras ser acusada de no hacer los suficiente para combatir el antisemitismo en su campus.

    “Ningún Gobierno debería dictar a qué puede enseñar una universidad privada, ni a quién deben admitir o contratar, o qué áreas de estudio o investigación se pueden perseguir”, indica el presidente de Harvard, Alan Garber, en una nota a los miembros de la universidad. “La prescripción de la Administración va más allá del poder del Gobierno federal. Viola los derechos de la Primera Enmienda de Harvard y excede los límites estatutarios de la autoridad del Gobierno en virtud del Título VI. Y amenaza nuestros valores como institución privada dedicada a la búsqueda, producción y difusión del conocimiento”.

    Abogados de la universidad enviaron una carta a los miembros del “Grupo de trabajo federal para combatir el antisemitismo”, creado por el presidente Trump mediante orden ejecutiva, en la que describen la universidad está dispuesta a erradicar el antisemitismo pero “no está preparada para aceptar demandas que vayan más allá de la autoridad legal de esta o cualquier administración”.

    La carta es en respuesta a otra que envió el Grupo de Trabajo informando que la universidad y sus filiales podrían perder 9.000 millones de dólares en subvenciones federales, bajo el argumento de que ha permitido que florezca el antisemitismo sin control.

    Harvard es la segunda universidad blanco de este Grupo, que ya había cortado –con el mismo pretexto– 400 millones de dólares a la Universidad de Columbia, tras lo cual este centro aceptó una serie de requisitos del Gobierno para no perder la financiación.

    Dentro de sus esfuerzos para combatir el antisemitismo, la universidad “ha realizado y seguirá realizando cambios estructurales, políticos y programáticos duraderos y sólidos para garantizar que la universidad sea un entorno de aprendizaje acogedor y de apoyo para todos los estudiantes”, indica la misiva.

    Recalca que tras un cambio en ciertas políticas, han logrado cambiar ciertas dinámicas y por ello “es desafortunado que su carta ignore los esfuerzos y en su lugar presente demandas que, en contravención de la Primera Enmienda, invaden libertades universitarias reconocidas desde hace mucho tiempo por la Corte Suprema”.

    El pasado viernes, la Asociación Americana de Profesores Universitarios y su capítulo de Harvard presentaron una demanda con miras a evitar que el Gobierno de Trump “exija que la Universidad de Harvard restrinja la libertad de expresión y reestructure sus operaciones principales” o enfrentará los recortes de fondos.

    Advierten en la misiva que la universidad “no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales”.

    “Ni Harvard ni ninguna otra universidad privada puede permitirse ser intervenida por el gobierno federal. Por consiguiente, Harvard no aceptará las condiciones del Gobierno como un acuerdo de principios”, finaliza la carta. 

  5. Trump arremete contra Zelenski tras la última masacre rusa en Ucrania mientras Putin dilata las negociaciones

    El líder ucraniano había invitado al presidente de EEUU a su país antes de cualquier acuerdo con Putin y había lamentado que las “narrativas rusas” estén “prevaleciendo” en Washington

    Trump vuelve a la carga y culpa a Zelenski y Biden de la guerra mientras Ucrania se recupera del letal ataque ruso en Sumi

    Natalia, Nikola y su hijo Maksim. Las estudiantes Svetlana y Daria. Marina, profesora de biología, y su madre. Los jubilados Olga y Viktor. Olena, pianista; Tatiana, enfermera; Liudmila, notaria; y Nikola, conductor de autobús. Son algunas de las 35 personas que perdieron la vida en el ataque ruso de este domingo en Sumi, según ha documentado el proyecto ‘Rusia los mató’. 

    A plena luz del día, en la mañana del Domingo de Ramos, dos misiles balísticos rusos impactaron en el centro de la ciudad fronteriza de Sumi cerca de una iglesia, mientras las calles estaban llenas de gente, según informaron las autoridades ucranianas. Las imágenes dan cuenta del horror: cuerpos y bolsas para cadáveres en el suelo, un autobús quemado, escombros y cristales esparcidos por todas partes. Los primeros momentos tras el ataque quedan recogidos en un vídeo difundido por el Ministerio de Interior ucraniano, que muestra a los trabajadores de emergencias haciendo torniquetes, vendando y evacuando a personas heridas –que ascienden a 117, según el último balance oficial–. “Por favor, salven a mi madre”, dice un adolescente mientras graba la cámara.

    Tras la masacre, Kiev ha pedido a sus aliados, en particular a Estados Unidos, medidas contundentes para forzar al presidente ruso, Vladímir Putin, a declarar el alto el fuego completo que propuso Washington hace más de un mes y el Kremlin rechazó en esencia. “Rusia quiere continuar la guerra y responde a los esfuerzos de paz de Ucrania y sus socios con ataques más brutales contra la población civil”, ha dicho el ministro de Exteriores, Andrí Sibiga, quien ha asistido este lunes a un Consejo de ministros de Exteriores de la Unión Europea.

    Tibieza en Washington

    Mientras en Europa se multiplicaban las expresiones de condena y las llamadas a redoblar la presión sobre Putin meses después del inicio de las conversaciones entre EEUU y Rusia, el mensaje de Washington fue más tibio. El secretario de Estado, Marco Rubio, se limitó a dar el pésame a Ucrania tras el “horripilante” ataque ruso, que calificó de “trágico recordatorio de por qué el presidente Trump y su Administración están dedicando tanto tiempo y esfuerzo a tratar de poner fin a esta guerra y lograr una paz duradera”. Por su parte, el enviado de EEUU para Ucrania, Keith Kellogg, subió más el tono y afirmó que el bombardeo “cruza cualquier línea de decencia”.

    Pero, una vez más, la reacción que más ha llamado la atención ha sido la de Trump, que en un primer momento calificó de “terrible” el bombardeo ruso en unas declaraciones en las que acabó culpando a Biden y aludió a un supuesto “error” del que no dio más detalles. “Creo que fue terrible. Y me dijeron que cometieron un error. Pero creo que es algo horrible”, dijo a los periodistas a bordo del Air Force One. “Cometieron un error. Creo que así fue, podéis preguntarles a ellos. Esta es la guerra de Biden. Esta no es mi guerra”, añadió.

    Este lunes, el mandatario estadounidense ha dado un paso más y ha vuelto a señalar a Zelenski como responsable de la guerra, antes de reiterar su argumento habitual –que el Kremlin no ha tenido problema en replicar– de que si él hubiera sido presidente, el conflicto no habría estallado. “La guerra entre Rusia y Ucrania es la guerra de Biden, no la mía”, ha dicho en un post en Truth Social. “El presidente Zelenski y el corrupto Joe Biden hicieron un trabajo absolutamente horrible al permitir que comenzara esta farsa”. 

    Unas horas después, ante las preguntas de los periodistas en el Despacho Oval, Trump ha matizado sus palabras y ha incluido en su reparto de culpas al jefe del Kremlin, que fue quien dio la orden a las tropas rusas de cruzar la frontera en 2022. “Es una guerra que nunca se debería haber permitido que empezara. Biden podría haberla parado y Zelenski podría haberla parado y Putin nunca debería haberla empezado. Todo el mundo tiene la culpa”, ha dicho. Pero también se ha reafirmado en sus acusaciones al presidente ucraniano: “Siempre está buscando comprar misiles. Cuando empiezas una guerra tienes que saber que puedes ganar la guerra. No empiezas una guerra contra alguien que es 20 veces tu tamaño”.

    Numerosos analistas occidentales han destacado a lo largo del lunes las reticencias a señalar a Putin por parte de Trump, el mismo que no dudó en elevar la presión sobre el país invadido mediante palabras y hechos, como la suspensión temporal del suministro militar, mientras capitaneaba un giro drástico en política exterior acercándose a Moscú.

    Un autobús destrozado tras recibir el impacto del misil ruso en la ciudad ucraniana de Sumo.

    Trump ha vuelto a la carga contra Zelenski después de que el líder ucraniano lo invitara a su país para presenciar de primera mano la devastación antes de cualquier acuerdo con Putin y lamentara que las “narrativas rusas” estén “prevaleciendo” en Washington. “¿Cómo es posible ser testigo de nuestras pérdidas y nuestro sufrimiento, entender lo que los rusos están haciendo, y seguir creyendo que no son los agresores, que no empezaron esta guerra?”, ha dicho en una entrevista con CBS News grabada antes de la última masacre rusa. 

    En su discurso nocturno de este lunes, tras las palabras de Trump, el líder ucraniano ha vuelto a reiterar que “el agresor” es Rusia y que es Putin quien mantiene una “negativa rotunda al alto el fuego”.

    El ataque a Sumi se produjo horas después de que Trump declarara a la prensa que las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania “podrían ir bien”, pero añadió: “Llega un punto en el que simplemente hay que aguantar o callarse”. No está claro a qué lado se refería: el presidente de EEUU presiona a Kiev para que firme un acuerdo sobre la explotación de minerales impuesto por su Administración, pero también ha expresado su “molestia” por las tácticas dilatorias del líder ruso.

    El Domingo de Pascua –el próximo 20 de abril– se había convertido en una suerte de horizonte. Según informó Bloomberg en febrero, la Administración Trump había comunicado su intención de lograr un acuerdo de alto el fuego para este día. La semana pasada, el medio Axios reveló, citando una fuente familiarizada, que Trump podría imponer sanciones adicionales a Rusia si no se alcanza una tregua antes de fin de mes. Unos días antes, Rubio dijo que a Rusia se le estaba acabando el tiempo para convencer a la Administración Trump de que va en serio y deslizó que a Washington se le estaba acabando la paciencia. “Sabremos muy pronto, en cuestión de semanas, no meses, si Rusia habla en serio sobre la paz o no. Espero que así sea”, dijo el secretario de Estado en la cumbre de la OTAN en Bruselas.

    Rusia admite la autoría

    Entretanto, el Ministerio de Defensa ruso ha confirmado este lunes la autoría del ataque con dos misiles tácticos Iskander contra la ciudad ucraniana de Sumi. Moscú sostiene la versión oficial de que los lanzó contra “una reunión” del alto mando del Ejército ucraniano, asegura que mató a 60 soldados y acusa a Kiev de utilizar “escudos humanos al situar instalaciones militares y llevar a cabo actividades con militares en el centro de una ciudad densamente poblada”.

    Durante los tres años de invasión a gran escala, Rusia ha negado sistemáticamente los ataques a civiles –pese a que la ONU ha comprobado la muerte de casi 13.000 personas no combatientes desde el inicio de la ofensiva de Moscú–. Como ya hizo el Kremlin tras un bombardeo similar el 4 de abril en Krivói Rog, en que murieron 20 personas y hubo más de 70 heridos, este lunes, el portavoz, Dmitri Peskov, ha señalado que el Ejército ruso lleva a cabo ataques “exclusivamente contra objetivos militares”. El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha asegurado que en lugar de los hechos se hallaban también oficiales extranjeros de países de la OTAN y ha añadido que el derecho internacional humanitario “prohíbe estrictamente la colocación de instalaciones y armas militares en territorio civil”.

    De este modo, Moscú intenta dar alas a la tesis que desde el primer momento defendieron los corresponsales de guerra rusos, quienes atribuyeron la matanza a un daño colateral. Su principal argumento es la denuncia sin confirmar del alcalde de la localidad de Konotop, a unos 130 kilómetros al noreste de Sumi, que afirma que en el lugar del ataque se estaba celebrando una ceremonia de condecoración de soldados.

    Paralelamente, fuentes oficiales ucranianas han confirmado la muerte de un comandante de la 27 brigada de artillería, Yuri Yula.

    En una guerra, las partes deben tomar medidas para minimizar los daños a los civiles y no deben llevar a cabo ataques que no distingan entre civiles y combatientes o que causen daños desproporcionados a los civiles, como ha recordado este mismo lunes Amnistía Internacional. La ONU ha subrayado que la acción rusa se inscribe en “un patrón devastador de ataques similares”. “Los ataques contra civiles están prohibidos por el derecho internacional y deben terminar de inmediato”, ha dicho el secretario general, António Guterres.

    Las autoridades ucranianas han denunciado que Rusia usó municiones de racimo en el ataque a Sumi, bombas que son intrínsecamente indiscriminadas, al no distinguir entre bienes civiles y objetivos militares.

    El Kremlin sigue minimizando las expectativas

    Los principales propagandistas de la órbita del Kremlin han ido más allá y han sugerido que la indignación por Sumi es una escenificación occidental para dinamitar las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos. Uno de los presentadores estrella de la televisión estatal rusa, Vladímir Soloviov, cree que “la propaganda alemana está tratando de crear otro Bucha como un intento tradicional de las autoridades ucranianas de interrumpir la posibilidad de cualquier acuerdo”, en referencia a la matanza rusa que el Kremlin insiste en presentar como un montaje de Kiev.

    Soloviov llegó a apuntar que la denuncia del ataque es una reacción a la reunión del pasado viernes entre Vladímir Putin y el enviado especial de Trump, Steve Witkoff. “Tan pronto como Putin habla con los representantes de Trump durante cuatro horas y media, inmediatamente pasa algo”, aseguró el presentador.

    El encuentro entre el presidente ruso y el emisario de Trump en San Petersburgo, el tercero en dos meses, acabó sin avances, aunque el Kremlin lo ha calificado de “extremadamente útil”. A pesar de que la cita llegaba marcada por la impaciencia del líder norteamericano, que instó a Rusia a “actuar” para evitar “miles de muertes semanales”, el resultado no fue un ultimátum a Putin.

    El saludo de Witkoff al presidente ruso, llevándose la mano derecha al corazón en señal de respeto, dio pistas del tono de la reunión. El enviado de Trump siempre ha mostrado sensibilidad hacia las posiciones rusas sobre la guerra en Ucrania. En declaraciones a Fox News, Witkoff ha calificado de “convincente” su último encuentro en Rusia y ha asegurado que cree que está “emergiendo” un acuerdo con Putin. También afirma que el eventual acuerdo de paz “trata de los llamados cinco territorios, pero hay mucho más: hay protocolos de seguridad, no hay OTAN, Artículo 5 de la OTAN [la cláusula de defensa común], es decir, hay muchos detalles relacionados”.

    Según informa la agencia Reuters citando fuentes de la administración norteamericana, después del segundo encuentro con Putin, Witkoff comentó a Trump que el modo más rápido para conseguir un alto el fuego pasaría por reconocer la soberanía rusa de las provincias ucranianas ilegalmente anexionadas: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.

    Este punto de vista choca con el de Kellogg, quien desaconsejó al presidente estadounidense que asumiera esta estrategia porque Zelenski no iba a ceder unilateralmente el control de estas regiones, según la misma agencia, que recoge que Witkoff ha conseguido el apoyo de sectores republicanos escépticos con Ucrania, pero a la vez genera preocupación entre otros miembros del partido, que temen que Washington haya girado demasiado bruscamente hacia Moscú.

    Kiev insiste en que nunca reconocerá los territorios ocupados como parte de Rusia, algo que ha descrito como una línea roja. “Los recuperaremos. Cuándo ni cómo, no lo puedo decir”, ha dicho Zelenski a CBS News. Sin embargo, en la misma conversación ha reconocido que, sin el apoyo de Washington, su país sufrirá “muchas pérdidas, tanto humanas como territoriales”.

    Mientras tanto, el Kremlin mantiene sus demandas maximalistas y se muestra convencido de que la Casa Blanca va a mediar a su favor. El ministro Lavrov insistió en que “por nada del mundo” Rusia regresará a las fronteras de 1991, cuando Ucrania se independizó de la Unión Soviética. “Eso también lo entiende la actual Administración Trump, quien más de una vez ha dicho que Zelenski tendrá que aceptar la cuestión territorial”, concluyó.

    Más allá de las declaraciones de Trump urgiendo a las partes a llegar a un acuerdo para poner fin a los combates, Estados Unidos no ha presionado a Rusia por la vía de los hechos para que acepte un alto el fuego. El pasado viernes se cumplió un mes de la propuesta de tregua de 30 días de Washington y Kiev, y desde entonces Putin no ha dado ningún paso para comprometerse a un cese de las hostilidades.

    A lo único que accedió fue a un alto el fuego sobre las infraestructuras energéticas, que entró en vigor, según el Kremlin, el 18 de marzo. Durante este mes, se ha dedicado a acusar reiteradamente a Ucrania de no cumplirlo. Este lunes, sin ir más lejos, el Ministerio de Defensa ruso ha denunciado ocho supuestos bombardeos ucranianos contra instalaciones de energía. Kiev siempre ha negado estas violaciones y los analistas independientes no han encontrado pruebas de ellas. Peskov ha asegurado que Putin valorará la posibilidad de alargar la moratoria de los ataques, que vence este miércoles.

    Asimismo, el portavoz del Kremlin no ha confirmado las informaciones turcas sobre una reunión entre las delegaciones rusa y ucraniana esta semana para discutir un alto el fuego en el mar Negro, la iniciativa norteamericana que Kiev aceptó pero que Rusia condicionó al levantamiento de ciertas sanciones. Tampoco el Gobierno ucraniano ha dado validez a esta información. 

    Putin intenta cocer las negociaciones con Estados Unidos a fuego lento, mientras esquiva cualquier invitación a frenar los ataques y pone a prueba la paciencia de Trump, ansioso de poder presentar un acuerdo de paz. “Es imposible esperar resultados inmediatos”, ha insistido Peskov este lunes.

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