La organización desmantelada era “polidelictiva” al combinar el tráfico de estupefacientes con la fabricación, almacenamiento y distribución de medicinas ilegales a través de células repartidas por toda España, además de preparar “pócimas” o “combos” mezclando medicamentos ilegales para su inyección directa.
La operación se ha realizado en contacto permanente con la AEPSAD (Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte) quien ha aportado información y asesoramiento de vital importancia para el buen fin de la investigación.
Han sido arrestadas e imputadas un total de 21 personas y se han realizado 20 registros en domicilios y locales comerciales vinculados a la organización Ciudad Real (6), Cádiz (6), Almería (2), Castellón (2) y Málaga (4).
Han intervenido tres millones de dosis de producto finalizado, cartonaje para la preparación de los productos, viales, tapones, más de 65 kilogramos de principio activo para la fabricación de 38 millones de dosis de distintos productos, probetas, material de laboratorio, un kilo de éxtasis y un arma.
El capacidad de producción próxima a los 1.000 kilos al año, contaban con 30 tipos distintos de productos y utilizaban dos marcas exclusivas que les dotaban de identidad propia.
El líder del grupo y su socio contaban con dos lugares donde fabricaban y almacenaban todos los medicamentos, un garaje y un piso en Valdepeñas (Ciudad Real). En el garaje se hacían los comprimidos sin ningún tipo de medida sanitaria y contaban con una máquina de fabricación de pastillas que había sido modificada para que pudiera producir más píldoras debido a la gran demanda que tenían. Por otra parte, en el piso envasaban los comprimidos y realizaban las mezclas adecuadas para preparar péptidos y otros inyectables, además de almacenar el stock que tenían preparado para dar salida.
Los puntos principales de distribución con los que contaba la organización se ubicaban en Castellón, Málaga, Almería y La Línea de la Concepción (Cádiz). Los medicamentos fueron distribuidos por negocios legales como tiendas de nutrición o gimnasios.
La madre del dueño de uno de los gimnasios de La Línea de la Concepción, quien aseguraba ser médico-practicante jubilada y se encargaba de hacer “pócimas” o “combos” de medicamentos, tanto de anabolizantes como de otras sustancias, para posteriormente inyectarlos a los clientes.
Tenían una red de clientes que iba desde usuarios derivados de los gimnasios interesados en la inyección de hormonas y productos anabolizantes, así como otro tipo de usuarios que acudían por tratamientos estéticos o por tratamiento del dolor.
Disponían de un negocio de nutrición, con apariencia de legalidad, que era utilizado como plataforma de promoción y contacto con clientes potenciales en Málaga, Almería y Castellón.
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